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NI MODO: NO LE LATES? (tanto)

Gaby Vargas

¿Por qué no me llama cuando pueda? ¿Por qué no me invita a salir con anticipación y, cuando lo hace, me habla al cuarto para la hora? ¿Por qué sólo me dice que me quiere ver cuando está medio jarra? ¿Por qué me deja plantada o llega tarde? ¿Por qué llevamos saliendo tanto tiempo y no veo nada claro?

Éstos son algunos cuestionamientos que muchas mujeres solas, de todas las edades y condiciones, se hacen con frecuencia. Se quejan de los mensajes confusos que los hombres mandan: A veces sí, a veces no. A veces siento que le gusto, a veces no. A veces es encantador, a veces no. A veces me siento en las nubes y a veces en el sótano tres. ¡¿Qué pasa?!

Por eso me divertí tanto y me encantó la obra de teatro de la maravillosa actriz Consuelo Duval Por Qué los Hombres Aman a las Cabronas. No se la pierdan, porque refleja de manera divertida muchos de los graves errores que las mujeres cometemos cuando un hombre nos gusta o nos interesa. El peor: ¡ponernos de tapete! Lo irónico es que en su mayoría se trata de mujeres guapas, exitosas, interesantes, inteligentes y demás virtudes. El problema: la falta de una fría y calculada estrategia.

Éste es un escenario típico: Una mujer sale con alguien y se emociona. Luego, él hace algo que la medio decepciona. No importa. Pero después, él sigue haciendo más cosas que la decepcionan. No importa. Pasan semanas o hasta meses, en los cuales ella le disculpa TODO. Se rehúsa a enfrentar la realidad: Este súper hombre maravilloso, del cual estoy enamorada, está a punto de convertirse (o ya lo es) un patán. Ni modo. La cruel verdad es que: no le lato, no le gusto lo suficiente o no le intereso.

Pero antes de llegar a este punto, lo disculpas y encuentras excusa para todo, sin importar cuán ridícula ésta sea. Es que: No quiere arruinar la amistad. Lo intimido. Quiere ir lento y no apurar las cosas. Está viajando mucho. Tiene mil cosas en la mente. No le gusta hablar por teléfono. Es muy importante y está muy ocupado. No está listo todavía. Acaba de salir de una relación muy complicada. Así lo educaron. Se está encontrando a sí mismo. A lo mejor le pasó algo?, pero es muy liiiiindo.

Todo antes que aceptar la realidad.

Y lo cierto es que cuando a un hombre le gusta una mujer, lo demuestra de mil maneras: la busca, la llama, la procura, la invita. No importa si lo acaban de contratar como Presidente de la República, al día siguiente, lo primero que hace es llamarla; tiene detalles, la invita a salir, quiere conocer a sus amigos, a su familia y, cuando está con ella, no le quita los ojos de encima.

¿Está muy ocupado? ¿No tuvo ni siquiera un minuto del día para marcar con su dedito ocho dígitos o la memoria de su celular? ¡Por favor! Es que no había recepción? ¡ajá!

Date tu lugar. Estoy convencida de que ese antiguo dicho que mi abuelita no dejaba de pronunciar, ?Date a deseo y olerás a poleo?, (aunque entonces nunca supe qué era el poleo) es anticuado, cavernario, pero muy cierto.

Si tú tienes que buscarlo, recordarle, invitarlo y demás, lo más probable es que, ni modo, sorry, no le latas.

Lo más difícil, en estos casos, es no hacer nada. No buscarlo, no mostrar interés, no hablarle, no esperarlo y, menos aún, aguantar desaires o informalidades.

Recuerda que un hombre es capaz de hacer cualquier cosa antes de decirte: ?la verdad no me lates?. Ahora tu trabajo es ver por ti, construir tu propio mundo, ser independiente, interesante, ponerte guapísima y divertirte. Porque? eso sí les atrae y tú mereces una gran relación.

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