SORPRESAS | INTERPRETAN TEMAS TRADICIONALES MEXICANOS.
El Siglo de Torreón
Los Niños Cantores de Viena hacen gala de su talento en la primera de sus dos presentaciones en La Laguna.
TORREÓN, COAH.- La ovación fue extensa, parecía que no tendría final. La gente que asistió al Teatro Nazas estaba extasiada; los Niños Cantores de Viena ya habían conquistado a los laguneros con sus maravillosas voces, pero unos minutos antes de terminar el concierto acabaron de ?robarse los corazones? al cerrar con Allá en el Rancho Grande y gritar ?¡Viva México!? en tres ocasiones.
El recital ya había finalizado pero el público no podía salir del embelesamiento en el que fue sumergido por aquellos 24 pequeños cantores que mezclaron su virtuosismo, encanto e inocencia y que lo mismo hicieron vibrar las fibras más sensibles con su interpretación de los temas más clásicos de música sacra -desde cantos gregorianos pasando por la reconocida pieza O Fortuna, de la ópera Carmina Burana- hasta las canciones de música sacra de Europa Central con las que se llevaron la primera parte del programa... bien lo dijeron un par de señoras sentadas en las primeras filas: ?lo hicieron como los mismos ángeles?.
Y es que desde el más chico hasta el más grande (van de los diez a los 14 años) hicieron alarde de sus alcances con un programa muy completo que incluyó música sagrada, así como música popular austriaca y de Latinoamérica, llevando a los espectadores por un viaje a través de melodías de todo el orbe.
Pero no sólo los niños encantaron con su gracia, también lo hizo Andy Icochea, peruano que dirige al coro y quien en esta ocasión no sólo tomó la batuta, sino que ocupó el lugar del narrador dándole otra perspectiva al desarrollo del evento.
Él, a diferencia de la mayoría de sus pupilos, no era rubio ni de ojo azul, su tez era morena y su cabello largo y negro estaba recogido en una trenza. Ellos -originarios de Austria, Luxemburgo, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Georgia, Australia y la India- fueron artistas y niños a la vez: unos profesionales cuando se trató de interpretar cada tema, y niños cuando aunque se resistían, no podían evitar mirarse de reojo y robarse unas sonrisas.
La Música Sacra fue la protagonista en la primera parte del programa, donde los artistas interpretaron con devoción y seriedad piezas como Cantos Gregorianos, del Wolfenbütel Codees; Misa Apostólica, de Gerald Wirth, y Alabar a Nuestro Señor, Mi Alma, de Félix Mendelssohn-Bartholdy. Durante esta parte el público permaneció estático ante la solemnidad de las interpretaciones, sin embargo el asombro siempre reinó.
La dinámica cambió durante la segunda parte donde el rol de Icochea se volvió aun más activo, pues estuvo dedicado a la música popular de Europa, Austria y el resto del mundo poniendo a los niños, no sólo a tocar instrumentos, cosa que ya habían hecho en la primera parte del programa, sino a acompañar el canto con el baile.
Los más pequeños de ellos dejaron el foro por breves minutos, regresando ataviados más tarde con la pintoresca indumentaria tirolesa (camisa a cuadros y overol corto), para acompañar con el baile el canto de sus compañeros, quienes entonaban la pieza Y Cuando Comienza a Deshielar Otra Vez, una canción de los alpes con arreglos de Gerald Wirht.
Sin embargo el momento cumbre sucedió al compás de Pascher, otra pieza arreglada por Wirth, en la que el director Icochea tomó unos minutos del programa para instruir al público a aplaudir al tiempo de la melodía en dos diferentes compases; un público cautivado y receptivo siguió sus instrucciones para convertirse en un coordinado coro de aplausos que marcaba el ritmo cantado por los pequeños intérpretes.
El final fue una sorpresa más entre las varias que ofreció el carismático director: cuando los niños entonaron Las Mañanitas. El peruano dijo que sería la última melodía, pero por supuesto que no lo fue ya que la larga ovación de la gente los hizo regresar para cantar Allá en el Rancho Grande.
Esta noche Los Niños Cantores de Viena ofrecerán una segunda función a las 20:30 horas en el Teatro Nazas, oportunidad que no debe dejar pasar.
Para recordar
El de anoche fue un recital para no olvidar jamás.
Inicio: 8:43 de la noche.
Fin: 22:55 horas.
Asistentes: alrededor de 800 personas (cifra otorgada por personal del teatro).
El detalle: cuando casi para finalizar, Los Niños Cantores entonaron Las Mañanitas, en alusión al Centenario de Torreón.
Lo más aclamado: cuando los pequeños entonaron Allá en el Rancho Grande, Las Mañanitas, y los temas Alma Llanera (de Venezuela) y Yo Vendo unos Ojos Negros (Chile).
La sorpresa: al bailar un grupo de ellos como lo hacen en los alpes.
Número de interpretaciones: 26.
