El cómputo de votos de los consejos distritales que en el pasado era un trámite rutinario, el día de ayer captó la atención de la mayoría de los mexicanos. La suma de estos sufragios permitirá finalmente saber quién es el ganador del proceso electoral del dos de julio.
El IFE hasta el momento ha dado muestras de ser un organismo confiable, más allá de las descalificaciones que han lanzado en su contra los simpatizantes del PRD. En medio de una tensión inédita en el país, el Instituto Electoral está obligado, hoy más que nunca, a comportarse de manera imparcial, objetiva y apegado a la legalidad.
Hasta el momento, los candidatos punteros han evidenciado una nula madurez política al no acatar el llamado de las autoridades electorales a permanecer callados hasta que se dieran a conocer los resultados oficiales. Tanto Felipe Calderón como Andrés Manuel López Obrador, se proclamaron triunfadores el mismo dos de julio, generando el desconcierto en la ciudadanía.
Al no respetar las reglas del juego, ambos contendientes pueden ser víctimas de su propia trampa. El panista al decirse triunfador de acuerdo a los resultados del PREP, creó confusión y una desconfianza innecesaria en el IFE, sobre todo si en el conteo final resulta perdedor. El PREP es un mecanismo confiable cuando existe una diferencia de diez puntos porcentuales, el domingo no ocurrió así debido a lo cerrado de la contienda, sin embargo, Calderón no dudó en decir que era el triunfador.
Por su parte Andrés Manuel López Obrador, inmediatamente descalificó el programa de resultados preliminares, pronunciándose a favor del conteo distrital, al igual que el panista, sus declaraciones dañan la credibilidad del IFE. Si pierde la contienda está obligado a reconocer su derrota y dejar a un lado las amenazas y las declaraciones incendiarias.
El sistema electoral mexicano opera con muchos controles y suficiente transparencia, por lo cual resulta muy costoso, pero eso le ha ganado la confianza y el respeto dentro y fuera del país. Los candidatos están obligados a acepar la derrota y no dañar al IFE, organismo que costó mucho esfuerzo a los mexicanos crear.