Mañana a las once horas en el auditorio del Tecnológico de Monterrey, el alcalde de Torreón, José Ángel Pérez, informará a los torreonenses de los resultados del casi primer año de ejercicio de su Gobierno. Muchas cosas habrá para comentarse tan sólo transcurra el acto. Por primera de cuentas se recordará cómo Pérez logró convertirse en presidente municipal con una carrera partidista de alrededor de diez años.
José Ángel llegó a Acción Nacional con un deseo ?él así lo declara- de servir a su comunidad y por la naturaleza de su perfil, el PAN sería su institución política, no obstante que para él la cosa pública no le era del todo desconocida, pues su padre tiene también una carrera política.
En los mediados de los noventa el PRI era monopolio en el poder y Pérez Hernández llegó al PAN con sangre opositora real a un régimen que apenas cinco años después vería perdida su hegemonía de más de setenta años con el triunfo de Vicente Fox en aquel dos de julio del año 2000. En su ciudad, Jorge Zermeño ?el presidente actual del Congreso de la Unión, quien fue protagonista de la toma de protesta de Felipe Calderón- había derrotado por primera ocasión al Revolucionario Institucional para la alcaldía de Torreón en septiembre de 1996, por lo que José Ángel aprendió a conocer la victoria en muy poco tiempo, ya que el día en que Jorge Zermeño triunfó, Pérez estaría apenas cumpliendo un año de filiación partidista.
Empresario exitoso en el comercio del algodón, formó una familia con María Luisa Berrueto, quien además de compañera de vida se involucró fuertemente con el hoy alcalde en su aventura política. Berrueto ha sido una operadora crucial en la elección interna primero, y constitucional después, que le permitieron a su marido suceder a Guillermo Anaya. María Luisa como ha sido costumbre en los cargos del Ejecutivo, es hoy presidenta del DIF Torreón, y con la ?comadre? Rocío como directora, han logrado hacer una labor loable al frente de la institución asistencial.
Con muchas circunstancias favorables, el presidente Pérez dará cuenta de muy pocas cosas espectaculares. Llegó al cargo prometiendo la mejor Policía del norte de México y hay que decir que esa corporación por lo menos en cuanto a percepción, se nota que hay trabajo metido, pero pocas cosas más para comentar.
El presidente anterior le dio a la ciudad obras de fácil reconocimiento. La restauración del bosque Venustiano Carranza fue una obra que favoreció a miles de usuarios que diariamente asisten a ese pulmón, ya sea por ejercicio o por paseo.
La realidad y salvo que los datos duros contradigan el sentimiento generalizado, los resultados de este primer año están empañados porque la obra pública de proporciones considerables simplemente no se dio. Explicaciones hay muchas, pero la más importante fue la falta de capacidad para coordinarse entre el Gobierno Estatal y Municipal para sacar adelante los proyectos. Quizá una asesoría del municipio de Saltillo no vendría mal, ya que allá, la obra pública es mucho más notoria.
TRANSPARENCIA NO TRANSPARENTE
Es una pena de verdad la decisión de la bancada priista del Congreso local de no hacer modificaciones a la Ley Orgánica del Instituto Coahuilense de Acceso a la Información del Estado de Coahuila. Lo que necesariamente marca la salida de la presidencia de Eloy Dewey Castilla de ese organismo responsable de que todo ciudadano de Coahuila tenga derecho a saber, previo procedimiento, en dónde se eroga el presupuesto de la entidad.
El pecado capital de Dewey, fue intentar averiguar los gastos que se llevaron a cabo cuando el gobernador Moreira era el presidente municipal. Definitivamente fue una acción desafortunada, la demostración innecesaria de poder de facto del gobernador exagerada y termina siendo una quema de pólvora en infiernillos.
Humberto Moreira es un mandatario apreciado por sus gobernados, sus calificaciones son aceptables, aunque sus números digan otra cosa. Todo es perfectible, pero este coscorrón del gobernador a un desigual en poder, es simplemente una pena.
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