Creo, a treinta y dos días de la elección presidencial, que las cosas están hoy más que nunca color hormiga. No hay ya claro en el horizonte un candidato que vaya ya en caballo de hacienda por el triunfo.
Me explico: hasta marzo la ventaja de Andrés Manuel López Obrador parecía inalcanzable. Apareció el efecto chachalaca, su no asistencia al debate y el electorado se dio cuenta de los inconvenientes de apoyar a una persona como el perredista. Las encuestas empezaron primero a mostrar una modificación de las tendencias en las curvas de las preferencias electorales que avizoraban lo que semanas después se confirmaría: Felipe Calderón desplazó por primera vez al “Superpeje” en la punta de la carrera por la Presidencia.
Hasta seis puntos marcaron algunas de las más claras y lo más importante es que de acuerdo nuevamente a las tendencias, parecía que el margen se iba a ampliar y que llegaríamos en forma anticipada a julio con cierta certeza de un ganador definido, sin embargo, esto no sucedió. La primera sorpresa fue la desbancada de AMLO, pero hoy se aprecia su repunte, la carrera nuevamente se vuelve a cerrar, aunque no se puede decir con los datos que hasta hoy se tienen, que haya certeza alguna.
Andrés Manuel López Obrador, ha sabido corregir lo que su soberbia no le había permitido. Hoy está en todos los medios, hoy sí está abierto y hasta se presta (en eso el tabasqueño es muy torpe) a participar en programas ciertamente lúdicos, lo que antes ni en sueños lo hubiera permitido.
Por otro lado, si bien la gente modificó su intención de voto fue más por el supuesto peligro que representa el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, que por lo atractivo de Calderón. Viéndolo fríamente, Felipe no ha gobernado ni en su casa -esto es sólo una hipótesis- ha sido un excelente panista y un burócrata de alto vuelo. Su gestión como líder de la fracción parlamentaria en la Cámara de Diputados no tiene registro espectacular alguno y lo que es más importante en términos de marketing político: no goza de carisma tan necesario para atraer votantes. Esta breve descripción no le quita mérito alguno a su capacidad o calidad en su propuesta de Gobierno, pero en este momento se trata de ganar votos, no ideas y se requiere que el candidato albiazul colabore con algo de “encanto” para que pueda realmente asegurar el triunfo.
Quedan pues cinco largas semanas en que habrá de definirse en buena medida del futuro de los mexicanos, lo que esperamos es que la mayoría -en lo posible- sepa evaluar con franqueza qué es lo mejor para el país y si no, pues que por lo menos la democracia actúe y gane quien obtenga más votos, habrá entonces qué ver si AMLO realmente fue capaz de remontar o no.
Ecos del DVR
Hoy por supuesto se confirma lo que ya se sabía. Las fianzas por vicios ocultos y defectos de construcción ya caducaron y no se pueden ejercitar. Lo que se concluye es que le Gobierno anterior todo esto lo sabía y lo dejó correr para que no pasara nada.
Es cierto que por la vía mercantil podrán librar el asunto, falta la vía penal para las constructoras y proyectistas, para ver lo que resulte y para Viesca veremos qué dice la Ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos.