Tengo plena certeza que el alcalde de Torreón, José Ángel Pérez, es una persona decente. Pérez Hernández ha construido una familia sólida y un patrimonio amplio que no ha sido cuestionado por nadie. También puedo meter las manos al fuego ante el hecho que el alcalde de Torreón llegó al poder por la vía democrática. Derrotó con claridad en la elección interna de su partido a las huestes de Zermeño y Anaya en un proceso democrático. La victoria constitucional la ratificó ante Eduardo Olmos, hoy secretario de Obras Públicas del Estado.
Es importante hacer estas aclaraciones antes de señalar que el tiempo ha corrido ya lo suficiente, como para decir que ya acabó la luna de miel de este empresario metido a político y nos debe ya algo a los torreonenses.
Y no sólo eso, es tiempo también de decirle a nuestro alcalde que no es correcto que piense ya en la gubernatura, cuando ni siquiera ha hecho algo significativo por la ciudad.
El propio gobernador, Humberto Moreira, se da tiempo para pitorrearse de la burda estrategia que ha emprendido José Ángel para su posicionamiento en la ciudadanía, declaraciones tan elocuentes como: “Se dieron cuenta que era muy conocido y todos dijeron ésa es la fórmula, pero faltan más cosas que ser conocido, no nada más es con panorámicos”.
Moreira sabe que el ridiculizar a un rival político de partido, nunca está de más hacerlo y en esta ocasión la oportunidad está de “pechito”.
Con esos elementos, más la declaración hecha hace un par de semanas donde el presidente municipal señala que andaba de gira en el estado para agradecer el apoyo de los panistas que votaron en la elección del dos de julio, aunado a la disposición del Gobierno Municipal de instalar módulos de promoción de Torreón hacia el interior del estado de Coahuila, parece ya de plano pitorreo.
No hay que darle vueltas al asunto: José Ángel Pérez está resuelto a buscar la gubernatura de Coahuila y está actuando en consecuencia. No hay nada de malo en ello.
Pérez se enfrentará en el camino hacia su nueva meta con fuego enemigo y con fuego azul - el fuego del PAN, donde Anaya es desde hoy su claro contendiente- y si los miembros de su partido lo deciden en su momento, podrá ser un digno candidato, y si la ciudadanía lo prefiere, podrá relevar a Moreira, está en su pleno derecho, así como en el derecho están todos los habitantes del Municipio que gobierna de exigirle ya, eficacia en sus acciones.
Es reprobable que con excusas infantiles se retrase consistentemente el inicio de un plan de obras que con bombo y platillo anunció, para que hasta la fecha, persista un rezago inminente.
Que el proyecto del Nudo Mixteco lo mandaron apenas verificar para que no estorbara en el cono de aproximación de la pista del aeropuerto internacional Francisco Sarabia, suena como de párvulos ¿no se le ocurió cuando lo concibieron que eso podría suceder? y ahora cuando el Gobierno del estado le espeta que el retraso es por responsabilidad del Municipio y no por ellos, José Ángel se evade con un simple “problemitas de comunicación”.
En fin, las aspiraciones políticas son por supuesto válidas, quizá Pérez podría ser un magnífico gobernador, pero por ahora que cumpla con los torreonenses que son a quienes sirve; el primer paso para derrotar a Anaya por la candidatura sería que no haga que los ciudadanos extrañen al hoy senador electo.