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Noche clásica con el Ballet de Kremlin

NIRIA RAMOS MARÍN

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Con una enorme producción, bailarines ovacionados en diversos países y bajo la dirección del reconocido coreógrafo ruso Andrey Petrov, el Ballet de Kremlin se presentó ante los laguneros el viernes en el Teatro Isauro Martínez.

En punto de las 8:00 de la noche la gente comenzó a llegar y aún cuando no se había llenado el teatro, la compañía rusa comenzó muy puntual el espectáculo, que demostró el profesionalismo con que se manejan.

El telón se abrió y el poema homónimo, en el cual se basa este ballet comenzó a tomar forma: la música suave y clásica impregnaba el ambiente, Medora parecía emerger de un cuento mágico y comenzó a mover de forma magistral sus zapatillas de punta; el vestido era vaporoso y muy ligero en tonos claros. De pronto, detrás de ella salió un bailarín, haciendo gala de la limpieza de sus movimientos: era El Corsario Conrad.

Sin duda, desde que comenzó la primera parte el espectador podía sentir que estaba ante un depurado trabajo de dirección, que gracias a la experiencia de Andrey Petrov logró ofrecer uno de los espectáculos de ballet verdaderamente clásico, como hace mucho tiempo no se veía, pues aunque compañías de ballet de diversos lugares han visitado la región, el toque más purista de lo clásico se pudo apreciar a la perfección en el Teatro Martínez.

Prosiguiendo con la representación, la pareja de bailarines contó una historia de amor, llena de luz, pero de pronto en el lado derecho de la escena, saltó al escenario un personaje contundente, con fuerza escénica y un verdadero control del cuerpo: se trataba del malvado Lankedem, quien rapta a Medora en un exquisito juego dancístico, que los tres solistas de la compañía realizaron a la perfección.

Terminó esta escena y Lankedem vendió a Medora a Seid Pachá, un mercenario con un colorido vestuario; cabe mencionar que todo el vestuario que se presentó fue de gran calidad.

Tan veloz, como sutil; tan preciso como ligero, el joven que realizó el personaje de Alí , aunque no fue uno de los protagonistas, sí lo fue para los laguneros, quienes ovacionaron su trabajo de manera efusiva, esto gracias a la gran calidad y sorprendente danza de este bailarín, que enfundado en un pantalón azul tipo marroquí, resultó el más aclamado por el público al terminar la obra.

La historia siguió su curso y un grupo de muy estéticas bailarinas -vistiendo el clásico tutú- deleitaron a los presentes con una graciosa y agradable danza, en la cual hubo de todo: desde ?plies? hasta ?demiplies, con tandiú? y delicados saltos.

Y al final, El Corsario Conrad encontró a su amada Medora, quien lucía ya un resplandeciente tutú blanco. Conrad mató al fuerte Lankedem y el final fue feliz, por lo que el ballet se retiró con un tremendo aplauso del público.

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