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Agustín Cabral Martell

VIDA HUMANA CONTRA VIDA ANIMAL

En la naturaleza biológica existe dolor y muerte. Unos animales mueren para que otros sobrevivan. esto en algunos casos conmueve o parece injusto, como cuando una hermosa cebra muere devorada por un grupo de leones; pero no es injusto, pues bajo las reglas de la naturaleza la muerte conduce a una mayor diversidad de vida.

Entre los animales ha existido el salvajismo, mismo que está fundado en una necesidad: sobrevivir.

La historia demuestra que entre los hombres también existe salvajismo, que la capacidad intelectual se convierte en crueldad; pero cuando el hombre moderno es cruel o salvaje con otros seres vivos rara vez se debe a su necesidad de sobrevivir.

Cuando el hombre interviene en la vida o en la muerte cruel de un animal es por egoísmo, ignorancia o negligencia. y peor aun: para algunos hombres la muerte cruel y dolorosa de un animal es motivo de regocijo o de indiferencia.

El hombre abusa de los privilegios que la naturaleza le ha concedido. abusa de su supremacía siendo cruel y desconsiderado con sus semejantes y con los animales.

El hombre de las cavernas, que a cada instante corría el riesgo de morir destrozado entre las garras de un enorme felino, debía ser cruel por necesidad de supervivencia. El hombre actual no necesita ser salvaje o cruel con ningún ser vivo, y menos aun con los animales que por siglos han sido leales servidores y compañeros de la humanidad, como el perro y el caballo.

Algo también grave es que el hombre ha dirigido la destrucción del planeta; ha destruido especies de animales que ya difícilmente podrán existir otra vez y ha demostrado sin duda que el enemigo más tenaz y peligroso de la humanidad es el hombre.

Los animales conservan un instinto que los lleva a procurar la armonía, el equilibrio en la naturaleza de la cual son parte esencial. El hombre también tiene ese instinto, pero algunos prefieren pensar que el ?homo sapiens? es el rey de la creación, con privilegios y derechos absolutos sobre los demás seres vivos; negando los más elementales derechos a los animales y aun a los mismos hombres, sólo por ser débiles, pobres o diferentes. Los hechos demuestran que los animales han sido y son más sabios y dignos ante la naturaleza.

Tuvieron que transcurrir siglos para que el grueso de la humanidad pensara que los negros y los indios son personas dignas de respeto y de tener libertad.

Hay que recordar las crueldades espeluznantes cometidas contra ellos y contra los judíos.

Hay que tener en cuenta que ahora mismo existen hombres financiando y organizando alguna guerra por negocio o por afán de poder.

Los hombres no tienen justificación moral, científica, religiosa o de otro tipo, para maltratar, abusar, destruir o para permitir cualquier forma de crueldad con los animales, quienes ante los adelantos tecnológicos se han convertido en seres indefensos.

Sin embargo, algunos de esos seres indefensos han aprendido (de acuerdo a su naturaleza) a aceptar, tolerar, servir y querer a los hombres tal y como son, cosa que la humanidad con todo y sus adelantos no ha sido capaz, en ocasiones, ni de intentar.

En el mundo actual imperan la injusticia, la miseria, las guerras, la crueldad y ante todo el escepticismo del hombre hacia sus semejantes. Por ello se dice que es frívolo defender a los animales, pero es precisamente en medio de las dificultades cuando está presente el reto de determinar si como humanos se tiene la evolución moral e intelectual necesaria para desempeñar ante la naturaleza la enorme labor de ser humildes y respetuosos hacia toda manifestación de vida.

El reto nació con la era moderna de la humanidad y cada día son más las personas que lo asumen en todo el mundo.

Sin embargo, es urgente tomar el reto, porque la naturaleza está cobrando a todos, inocentes y culpables por los abusos cometidos contra la vida, y la crueldad contra los animales es un crimen contra la vida.

Garantizar el respeto hacia los animales no implica sacrificio para la humanidad; sólo es necesario que el hombre deje de ser una amenaza para la vida de otras especies y eso se hace una vez que se decide.

No hay que preocuparse por aquellos hombres que se declaren perjudicados con esto, porque son pocos e ignorantes.

La naturaleza envía señales que indican lo mal que los hombres han actuado perjudicando a otros seres vivos. Es importante efectuar un cambio de conceptos y conducta. Cambio que se realice ordenadamente, respetando las leyes.

El respeto que se debe tener por los animales se volcará en respeto hacia los semejantes y viceversa, lo que se dé a la naturaleza es lo que ella devolverá.

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