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Norte y Sur / ?LA LITERATURA DE LA CONSPIRACIÓN?

Salvador Barros

(La investigación iniciática se ha convertido en fenómeno masivo). Las teorías de la conspiración van en auge. Junto a ellas ha aparecido una literatura que vende millones de libros. Encuentra tu código o documento secreto, arma tu guión y tal vez conquistes un cacho de mercado. El bazar internacional del best-seller ha sufrido una transformación aplastante. Los editores le auguran larga vida a la literatura de la conspiración. Después de todo, se vive en un mundo dispuesto a creer leyendas que parecen plausibles ante la crisis de las instituciones más sagradas. Importa poco si estas historias son tan indemostrables como el postulado de que los gatos hablan entre ellos en alemán. ?La psiquiatría describe como ?parafrenia? una enfermedad mental que separa del todo al individuo de la realidad, y lo proyecta en un universo ficticio construido alrededor de las interpretaciones más descabelladas, de las teorías más confusas y de los delirios más complejos?, señala el psiquiatra francés Jean-Marie Abgrall, autor de Los Secuestradores de Almas muchas de las teorías desarrolladas por las nuevas sectas de tipo religioso o esotérico, explica Abgrall, están moldeadas con estos elementos tomados de los mitos y la fantasía. ?Tales elementos reflejan el carácter megalómano del gurú y su habilidad para sintonizar su imaginación con las fuentes más diversas. El gurú tiende sobre todo a restaurar el pensamiento mágico, tomando recursos del esoterismo y de la brujería al igual que de las corrientes más recientes. En este catálogo de lo extraño y de lo oculto encontramos a los amos del mundo y sus ciudades prohibidas (Agartha, Atlántida, el Tíbet, etcétera), a los extraterrestres y sus mensajes (ovnis, dibujos de la cordillera de los Andes, megalitos), las palabras y secretos perdidos (faraones, templarios, alquimistas), la comunión con el más allá y la reencarnación (desde Belcebú hasta San Miguel). No es condición estar zafado para creer en tales cosas?, advierte Abgrall. ?Estos temas se encuentran en numerosas asociaciones iniciáticas que no tienen nada de coercitivo, y cuyos dirigentes por lo general están sanos de la mente. En estos casos, dichos temas sólo sirven como soportes para el desarrollo y la maduración de una investigación ?iniciática?. Se leen en un segundo grado, en su valor simbólico, y no al pie de la letra?. El asunto dista de ser novedoso. Hace 35 ó 40 años muchos jóvenes leían al supuesto lama Lobsang Rampa (quien resultó ser un estafador británico) y a Carlos Castaneda y sus Enseñanzas de Don Juan. Luego apareció El Retorno de los Dioses. La novedad hoy en día radica en que la ?investigación iniciática? se ha convertido en un fenómeno de masas. Dan Brown ha vendido más de 25 millones de ejemplares de sus libros El Código Da Vinci y Ángeles y Demonios y sigue vendiendo y vendiendo. Pero quien realmente empezó la broma de la actual explosión de novelas al estilo El Código Da Vinci fue el semiólogo italiano Umberto Eco, autor de El Nombre de la Rosa y El Péndulo de Foucault. En una entrevista con Shaun Whiteside para el periódico británico The Independent, Eco se burla de lo lindo. Declara: ?¡escribí la biografía de Dan Brown! Incluso utilicé las cosas relacionadas con Cristo y María Magdalena porque eran fáciles de encontrar en cualquier librería. Dan Brown pudo utilizar material viejo y tomarlo con seriedad en lugar de contar una historia grotesca como yo lo hice. Para Eco, El Código Da Vinci es una falsedad construida sobre otra falsedad. Pero hay algunas falsedades que continúan vivas porque tienen una atracción arquetípica?. Eco publicó este año La Misteriosa Llama de la Reina Loana y recuerda en la entrevista citada que Brown se basó en otro libro anterior titulado en español El Enigma Sagrado, publicado originalmente en inglés en 1982. Según sus autores, M. Baigent, R. Leigh y H. Lincoln, Jesús no murió en la cruz, se casó con María Magdalena y su descendencia perdura hasta hoy. Un misterioso Priorato de Sión se apresta a gobernar el mundo. En su libro siguiente, El Legado Mesiánico, los tres autores se curan en salud cuando señalan: no deseamos pasar por prosélitos ni propagandistas de la Priueré de Sión. De hecho, desconfiamos de ella. Si bien simpatizamos con ciertos objetivos teóricos de la Prierú, otros nos hacen sentir decididamente escépticos, hasta dudosos. Y, prescindiendo por completo de las consideraciones teóricas, sigue siendo un hecho que cualquier concentración de poder en manos de un pequeño grupo de individuos (sobre todo de individuos que actúan primordialmente en secreto) es peligrosa en potencia. Gracias por aclararlo, señores. Mientras tanto, Baigent y Leigh han demandado a Dan Brown por plagio ante una corte británica. Lo curioso, según informa The Bookseller (21 de octubre de 2005), boletín oficial de la Feria Internacional del Libro de Francfort, es que los dos autores están demandando junto con Brown al Random House Group, ¡la empresa editora de su propio libro, El Enigma Sagrado! El juicio se ventilará en Londres en febrero del año próximo, aunque ya hay consecuencias. La película de Columbia Pictures basada en El Código Da Vinci con Tom Hanks a la cabeza del reparto y dirigida por Ron Howard, ha tenido que ser frenada bruscamente. El film empezó a rodarse de noche en junio pasado en el Museo del Louvre, en París. Paul Sutton, abogado de Baigent y Leigh, ha dicho que a sus clientes les llevó muchos años de investigación hacer su libro para que venga un señor, Brown, a apropiarse del argumento y embolsarse millones de dólares Dan Brown está muy callado. No da entrevistas. No habla pero ya prepara la publicación de un nuevo libro donde utilizará un viejo tema archisabido: la relación entre la masonería y la elite que fundó Estados Unidos de América. Ocurrirá en Washington, DC, y probablemente no falten quienes se apunten para demandarlo por plagio. Incluso hay un presidente mexicano (Abelardo Rodríguez) y la dinastía Bush) que ha escrito sobre el trazo masónico de la ciudad. A la histeria alrededor de El Código Da Vinci se ha sumado la Iglesia Católica. Cuando Brown dijo que todo lo dicho en su libro es cierto, apareció el cardenal Tarcisio Bertone, a nombre del Vaticano, para condenar la obra por estar ?llena de mentiras?. Ya no la pueden prohibir como antaño, pero Bertone recomienda a los feligreses abstenerse de leerla. Curiosamente, los divulgadores científicos también le han entrado al debate subrayando las falacias de Brown. El ingeniero del Silicon Valley y escritor free lance Robert Sheaffer acaba de publicar en Skeptic, una revista que combate la tontería y la superstición fundamentalista en Estados Unidos, un artículo donde señala lo siguiente: -una persona racional puede disfrutar de trabajos de ficción o de ciencia ficción, e incluso de ficción trillada como El Código Da Vinci, sin preocuparse demasiado por los absurdos obvios contenidos en la narración. El problema surge cuando una obra de ficción se presenta abiertamente como cierta, hace resonar datos falsos que ya andaban por ahí, y cuando 25 millones de lectores se tragan el cuento. Los supuestos ?hechos? contenidos en El Código Da Vinci no son más creíbles que los de El Enigma Sagrado, de donde han sido tomados Sheaffer hace notar varias de esas falsedades evidentes. Una de ellas es la de que en el Concilio de Nicea (325 dC) se inventó una nueva religión que destierra la presencia femenina del cristianismo. Como se sabe, el mencionado concilio debatió sobre la ?sustancia? de Cristo y lo único que quería el emperador Constantino era mantener la unidad del imperio romano. El emperador fue anfitrión, pero no se metió en lo que consideraba minucias teológicas. Una opinión distinta es la de Enrique de Vicente (Claves Ocultas del Código Da Vinci), para quien ?la tesis que sostienen (los personajes) Langdon y Teabing en El Código respecto a que en Nicea se inventó una nueva religión puede considerarse probada?. Sin embargo, los famosos Rollos del Mar Muerto no prueban nada. Hablan, en realidad, de ciertos aspectos del judaísmo en la época en que empezaba a difundirse el cristianismo. En cuanto a los documentos encontrados en Egipto (conocidos como de Nag Hammadi) corresponden a ciertas ?herejías? del siglo IV que florecieron en Alejandría, centro de intenso debate religioso. En consecuencia, no son fuentes cristianas originales, como se ha pretendido. Los textos canónicos del Nuevo Testamento son más antiguos. No obstante, De Vicente señala algo de importancia al final de su libro: por supuesto que El Código es cuestionable y polémico. Pero un repaso de varios recientes best-sellers nos induce a pensar que la realidad puede incluso superar a la ficción imaginada por Brown. Y también que son numerosas las sociedades, secretas o no, entre ellas cierta masonería o el Opus Dei, que luchan desde hace tiempo por controlar el timón de la Barca de San Pedro. Aquí entramos de lleno en la teoría de la conspiración ¿Qué es el famoso Priorato de Sión? Pues nada más y nada menos que un invento de unos paranoicos de extrema derecha que, sin el registro debido, colocaron unos recortes y fotocopias en la Biblioteca de Francia para que alguien los hallara y difundiera la conspiración. La verdadera historia salió a la luz cuando los autores del engaño, Gérard de Sède, Pierre Plantard (fallecido en 2000) y Philippe de Chéri- sey, se pelearon en 1967 por las regalías de su panfleto. Plantard, encarcelado en 1956 por corrupción de menores, era un fuerte partidario del gobierno pro nazi del mariscal Petain instalado en Vichy durante la ocupación alemana de Francia. Su gran tema era la conspiración judío-masónica. Dan Brown le debe mucho también a una singular autora británica fascinada por la religión: Lynn Picknett, autora, entre otros libros, de María Magdalena. La Diosa Prohibida del Cristianismo. Nacida en York, Norte de Inglaterra, Picknett fue anglicana hasta que la sedujeron los mormones, la religión estadounidense por excelencia, como dice Harold Bloom. Según confiesa ella misma, el mormonismo le aportó una ?extraordinaria experiencia mística?. Luego dejó la iglesia de los santos de los últimos días. Para Picknett y su asociado Clive Pince, la historia de Jesús, de la Virgen María y de María Magdalena es muy distinta a la del credo católico y el Nuevo Testamento. Pero Picknett es cauta. Señala: -es obvio que María Magdalena. La diosa prohibida del cristianismo no está principalmente dirigido a los enrarecidos habitantes de la Academia. Aun así, debo subrayar que tampoco se inscribe cómodamente en la teoría del ?linaje sagrado? que popularizaron Baigent, Leigh y Lincoln y que aún es tan frecuente en otros autores ?alternativos?: la idea de que los hijos de Jesús y Magdalena formaron una semimágica estirpe real en Europa, que quizás exista hasta nuestros días. Aunque es posible, y aun probable, que María haya tenido hijos, toda idea según la cual algunas personas son inherentemente mejores que otras a causa de un rasgo físico (sus genes en este caso) se acerca en exceso a los conceptos con los que los nazis justificaron algunas de las peores atrocidades del siglo XX. Picknett tampoco diviniza los evangelios apócrifos. Piensa que ?quizás? contengan ?tantos arranques de fantasía, además de largas y complejas parrafadas fanáticas, como los propios libros bíblicos (si bien aquéllos sobresalen por sus coherentes aportaciones sobre el verdadero carácter y condición de Magdalena). En tiempos de Jesús, Juan y María, la vida no era sutil ni refinada, así que, por ejemplo, la compasión cristiana no excluía la creencia de que los pecadores sufrirían el fuego del infierno para toda la eternidad?. Desde el punto de vista académico e histórico, el tema de la Virgen María y María Magdalena ha sido elaborado por la teóloga holandesa Esther de Boer (María Magdalena. Más Allá del Mito, y la periodista de origen judío, Lesley Hazleton (María, una virgen de carne y hueso). Un fenómeno literario. ?El mercado del best-seller está cambiando dramáticamente?, dice Ariel Rosales, editor en Random House-Mondadori y veterano de los libros comerciales desde los años setenta. ?En el último cuarto de siglo los nombres importantes en este mercado eran Irving Wallace, Ken Follet, Ar-cher, Robert Ludlum... Le Carré sería thriller de calidad. Todos ellos tenían una fórmula. Pero lo que hoy marca el cambio es El Código Da Vinci junto con Harry Potter, un fenómeno muy singular porque se suponía que los adolescentes no leían. La señora Rowling, la autora de los libros del niño-mago, es recibida en estadios como si fuera un grupo de heavy metal. Dan Brown, explica Rosales, era un autor que ya había publicado, pero de pronto se vuelve extremadamente popular. ?La clave es encontrar un manuscrito o un código oculto durante siglos que explica la conspiración?. El Valor Comercial de Brown, subraya Rosales, radica en que ?sintetiza los planteamientos de varios libros que ya andaban por ahí?. Varias cosas de Brown, abunda, ya aparecían en El Retorno de los Brujos de Bergier y Pauwels que generó una literatura muy popular en Francia. ?Estos temas suscitan mucha fascinación -dice Rosales-. Uno de los secretos es que se cuestiona al cristianismo?. Paradójicamente, Random House, que lanzó a Brown en Estados Unidos, no creía que sus libros se vendieran más allá de los 200 mil ejemplares, en el mejor de los casos. Pero de pronto estaba vendiendo 25 millones de ejemplares. ¿Por qué ocurrió? Es muy difícil decirlo. Siempre hay algo de misterio en el éxito de un libro. Influye la recomendación de boca en boca y la de ciertos comentaristas radiofónicos y televisivos, por ejemplo... Luego de Brown surgieron otros autores que ya se dieron cuenta de que por ahí se está moviendo el mercado... Los límites entre alta cultura y cultura popular se han roto. Yo creo que la literatura de la conspiración se va a seguir haciendo durante un buen rato.

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