ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.
CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA
ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
(QUINTA PARTE)
Sin embargo, existen también aquellos casos, en los que la pareja no necesariamente planeaba o estaba preparada para ese embarazo; casos en los que la relación como pareja es disfuncional, tensa y cargada de conflictos, por lo que el embarazo puede ocurrir en una etapa marital no propicia, lo que más bien agrava la tensión y las condiciones de la relación entre los esposos. Se puede dar en momentos, en los que existan problemas de tipo laboral y económico en uno o en ambos miembros de la pareja, que tampoco facilitan el enfrentar un embarazo o la llegada del bebé. También puede suceder que enfermedades graves o terminales, e inclusive muertes de algún miembro importante de la familia de uno u otro, determinen asimismo momentos angustiosos y difíciles para la pareja, lo que naturalmente influye para el buen desarrollo de un embarazo. Es posible que aparezca toda una gama de diversos factores en el caso individual del esposo o de la esposa, se trate de trastornos físicos o psiquiátricos personales, de trastornos en la relación marital o de diversos problemas en el entorno en el que se mueven, los que también habrán de influir definitivamente en los aspectos psicológicos del desarrollo de ese embarazo. En muchas ocasiones, consciente o inconscientemente, las parejas buscan solucionar este tipo de problemas y de canalizar su ansiedad y los diversos tipos de sentimientos que los abruman a través de un embarazo. Cándidamente, la frustración e impotencia que sienten, les hace creer que la llegada de un bebé será la solución ideal y perfecta para tales conflictos, o cuando menos los podrá distraer de ellos. Posiblemente en algunos casos suceda en esa forma, y la llegada del bebé ayude a reunir y a integrar a la pareja nuevamente, e inclusive los pueda distraer de sus conflictos al tener que enfocarse en forma tan intensiva al bebé. Sin embargo, en muchos otros casos la realidad es otra, y lejos de servir como puente de unión entre los esposos, trae como consecuencia un empeoramiento del estrés, con más intensidad de los conflictos que no se solucionan y un mayor distanciamiento entre ellos. El otro problema reside en el hecho que se llega a proyectar en el recién nacido, por un lado la ansiedad, la frustración, el enojo y la impotencia de ambos padres, y por el otro, lo dotan con la fe y la esperanza de ser él o ella quien solucione los conflictos de sus padres a corto, mediano o largo plazo, satisfaga sus necesidades y carencias y cumpla los objetivos que en forma consciente o inconsciente se le han adjudicado. Es así como inconscientemente en la mayoría de los casos, se determina el ?destino? de muchos de estos bebés, como futuros ?salvadores?, ?guardianes? o ?terapeutas? de la relación marital de sus padres. A través de los años y del desarrollo familiar, se mantienen tales expectativas sobre las funciones y la responsabilidad de esa criatura para resolver los conflictos maritales que los esposos mismos no han sido capaces de resolver, e inclusive en algunos casos también se le suman los demás conflictos de toda índole que aparezcan en el seno de la familia. Desde esos momentos pues, se va estructurando una delicada y en ocasiones muy compleja dinámica familiar, que obviamente traerá una serie de repercusiones negativas y positivas para el desarrollo y el futuro de todos los miembros que la conforman.
Quizás en nuestros días, todavía no se le ha prestado la atención suficiente a la presencia y a la importancia de todo este conglomerado de factores psicológicos y psiquiátricos que se dan durante el período de gestación en la pareja. Desgraciadamente, no existe todavía en la mayoría de los casos la difusión de la información adecuada al respecto, ni los cuidados o la orientación necesaria para la pareja, a ese nivel tan amplio, intensivo y concienzudo como sucede en el caso de la información física y biológica que se proporciona durante el embarazo y el parto, así como de los cuidados que requiere. La realidad es que ambos aspectos, tanto los médico-biológicos como los psicológicos-sociales son sumamente importantes, no sólo en lo que respecta a la salud física del bebé y de la madre, o de los padres, sino también en cuanto a los cimientos básicos de la salud mental de todos ellos no sólo durante ese período crucial al que nos referimos, sino también a lo largo de su desarrollo y de su futuro.
Me parece que en un muy buen número de estos embarazos, no solamente sería necesaria la presencia de los médicos generales, de los obstetras, de las parteras o de todo el personal calificado para monitorear y conducir exitosamente un embarazo y un parto. Creo que en definitiva e idealmente también se requiere y hasta es indispensable la ayuda, la educación, el apoyo y la orientación a tales parejas por parte de psicólogos o psicólogas capacitadas adecuadamente al respecto en dichas áreas. Es verdad que estamos acostumbrados a idealizar y ver con gran felicidad, amor y entusiasmo la llegada de un o una bebé al mundo, como parte de la vida, como un episodio fascinante de ese proceso natural creativo que ocurre diariamente y por millares en nuestro país. Sin embargo, del otro lado de la moneda, aunque no siempre exista la conciencia, también tenemos que pensar que se trata de una experiencia crítica, que conlleva ciertos niveles de estrés y de conflicto en mayor o menor grado para todos sus integrantes, y que definitivamente, pueden requerir y por lo mismo deberían recibir el apoyo, la orientación y la ayuda psicológica necesarios (Continuará).