ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A, C.
(PSILAC).
CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA
ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA
(DÉCIMA OCTAVA PARTE)
Los síntomas físicos que se mencionaron la semana pasada, y que son síntomas que se presentan en aquellos niños o niñas que padecen un trastorno de ansiedad por separación, son síntomas comunes a muchos de los trastornos de ansiedad, que aparecen tanto durante la etapa infantil, como en la adolescencia o en la etapa adulta. Se trata de reacciones fisiológicas naturales que suelen aparecer generalmente como parte del proceso de la ansiedad, y como respuesta del organismo a cualquier tipo de factor o experiencia estresante, sea pasajera y temporal, o de mayor duración, la que inclusive puede convertirse en una situación crónica. Estos síntomas involucran una serie de aparatos y sistemas del cuerpo humano que naturalmente funcionan y reaccionan en forma conjunta, como son el nervioso, el respiratorio, el cardiovascular, el gastrointestinal, el genitourinario, y otros, de manera que aparecen en forma de mareos, temblores, sudoración profusa de pies y manos, sensación de una falta de aire con dificultad para respirar, palpitaciones (taquicardia), alza de la presión arterial, dolor de cabeza, nausea, vómitos, dolor abdominal, diarrea o constipación, urgencia de orinar, etc.
Es así, como también los encontramos en otro de los trastornos de ansiedad que es tan común en la etapa infantil, y que ha sido denominado como trastorno de ansiedad generalizada. Este trastorno se caracteriza porque el sujeto, a quien en forma común se le etiqueta como un chico o una chica ?preocupones?, tiende a presentar preocupaciones constantes de todo tipo relacionadas con sus conductas recientes o del pasado más lejano, cuestionando lo bien que actuaron y se comportaron en determinadas situaciones ya sea dentro del núcleo familiar, en el ambiente escolar o en su círculo social. Pero sus preocupaciones no se limitan exclusivamente al pasado, sino que también se proyectan hacia el futuro, y no sólo relacionado con su propio devenir, sino también con el de sus padres, hermanos, la familia en general, las amistades y los conocidos, su ciudad, su país, etc., y naturalmente todo ello con predicciones negativas y en ocasiones hasta bastante aterradoras. Tales preocupaciones tienen que ver con enfermedades serias o terminales, con accidentes e inclusive muertes, así como todo tipo de experiencias catastróficas del estilo de incendios, terremotos, inundaciones, guerras, revoluciones, etc. En lo que respecta a sus actuaciones en el presente, su ansiedad e inseguridad hace que tiendan a evaluarse en forma negativa constantemente en cuanto a sus capacidades físicas, académicas, sociales, deportivas, etc., al grado de siempre cuestionarse a sí mismos, lo que resulta en distorsiones de su imagen y bajas de su autoestima. Como una consecuencia de ello, requieren de dosis excesivas de apoyo, de reconocimiento y de aprobación para apaciguar su ansiedad. Se trata de niños y niñas que presentan niveles bastante altos de tensión e inseguridad, lo que a su vez se manifiesta en mucha inquietud, irritabilidad y aceleramiento, lo que limita enormemente su capacidad para relajarse y tomar decisiones, y por ende les limita igualmente para actuar y funcionar en forma adecuada en áreas como la académica o la social, aún a pesar de tener las capacidades. Se trata de criaturas que poseen una gran sensibilidad, y que por lo mismo sufren constantemente, e inclusive llegan a presentar con bastante regularidad y frecuencia períodos de algunos o todos los síntomas físicos mencionados anteriormente, lo que les hace imaginarse que padecen cualquier tipo de enfermedad grave.
La descripción del sufrimiento y los síntomas que padecen estos chicos y chicas con el trastorno de ansiedad generalizada, nos hace pensar por un lado, una vez más en la importancia del aspecto hereditario genético, en lo que se refiere a la sensibilidad de que están dotados, en lo referente a su temperamento, así como al estilo en el que tienden a estructurar sus percepciones y pensamientos. Pero por otro lado, también nos señala la importancia y la intensidad del bombardeo de información negativa, agresiva, violenta, amenazante, amarillista y catastrófica a la que ellos están expuestos ya sea en el tipo de experiencias, relatos, leyendas, historias, cuentos y tradiciones que se dan y se aprenden en su círculo familiar, pero igualmente en lo que respecta al ambiente externo a su hogar, ya sea que se trate de los vecinos, los amigos, los compañeros y maestros de la escuela o de cualquiera de los demás sitios que frecuentan en su comunidad. Por supuesto que en la actualidad, tenemos que pensar además y muy principalmente en la gran influencia y efectos negativos que se pueden dar en estas criaturas en lo que se refiere al contacto con cierto tipo de películas, revistas, caricaturas, telenovelas, noticieros, series televisivas, videojuegos, sitios de Internet y tantos otros estímulos provenientes de los diferentes medios de comunicación que inundan nuestra existencia actual, y que en el caso de estos niños y niñas llevan un alto potencial estresante y provocador de ansiedad.
Por último, y como un factor coadyuvante y también de una gran importancia, es aquél que se refiere al tipo de vínculo que estos niños y niñas hayan desarrollado desde su muy temprana infancia con la madre, con el padre, o con los adultos que los han sustituido para jugar esos roles. La intimidad, la seguridad, la confianza, el afecto, los cuidados y la protección que tales adultos sean capaces de proveer durante la etapa infantil, ayudará también a facilitar la regulación y la dosificación necesaria y adecuada de tales estímulos estresantes, la cual deberá llevarse a cabo en forma personal e individual para cada uno de los hijos, de acuerdo precisamente a su sensibilidad, a sus rasgos de temperamento y a sus características personales (Continuará).
La Asociación Psiquiátrica Mexicana invita a su congreso en esta ciudad, los días 21, 22 y 23 de este mes.