ASOCIACION PSIQUIATRICA DE LA LAGUNA, A. C.
(PSILAC).
CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA
ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA
(DÉCIMA NOVENA PARTE)
Es natural y normal que durante la infancia, tanto las niñas como los niños puedan presentar durante cierta edad determinado tipo de preocupaciones y temores, como parte de su proceso de desarrollo. Se trata de preocupaciones o temores que son pasajeros y duran un tiempo determinado, sin pasar a mayores consecuencias, para luego desaparecer conforme se acercan a la llegada de la pubertad. Sin embargo, cuando tales miedos se prolongan por períodos de tiempo mucho más largos, y además están enfocados específicamente a algún tipo de objeto en especial que los estimula, es cuando psiquiátricamente estamos hablando de una fobia. La criatura presenta entonces reacciones severas de miedo, y en ocasiones casi de pánico, cuando se enfrenta a dicho estímulo específico. Tales estímulos pueden ser: algún tipo de insecto como las cucarachas, arañas, abejas, alacranes, hormigas, etc., ciertos animales, entre los que más comúnmente se cuentan los perros, gatos, caballos, víboras y otros. Pero también existen fobias a los hospitales y consultorios, a las inyecciones, a la sangre, a los médicos, a las enfermeras o a otras personas que utilicen batas blancas. Asimismo pueden encontrarse fobias a los espacios cerrados como closets o elevadores, a los camiones, a los aviones, a las alturas, a las aguas en forma de albercas, ríos o mar.
El tipo de reacción de ansiedad que presenta la criatura ante cualquiera de estos objetos, es muy semejante a las reacciones que se han mencionado en las semanas anteriores, en lo que se refiere al trastorno de ansiedad por separación o al de ansiedad generalizada. Frente al estímulo específico, el niño o la niña pueden presentar palpitaciones, falta de aire con dificultad para respirar, sudoración profusa, temblores, dolor de cabeza, nausea, vómitos, mareos, dolor abdominal, opresión en el pecho, adormecimiento de las extremidades. Se trata de una reacción muy exagerada de miedo frente al estímulo, que es completamente ilógica e irracional, y que inclusive el niño, la niña o sus familiares lo pueden percibir así; pero a pesar de ello, la reacción está presente con ese tipo de dimensiones. Además, llega a ser una reacción tan intensa, que naturalmente interfiere con las actividades normales de su vida diaria, sea en las áreas académica, social o deportiva. El individuo asimismo, llega a tomar una actitud un tanto o bastante defensiva ante el miedo de toparse con dichos estímulos, que él mismo a toda costa busca evitar por la reacción que le provocan. Generalmente, estos niños o niñas que también son de una sensibilidad especial, han sufrido algún tipo de experiencia sumamente traumática en su infancia más temprana, que tiene que ver con el estímulo al que se le tiene miedo, de manera que en cierta forma se guarda esa memoria y a la larga se llega a convertir en una especie de respuesta condicionada al estímulo estresante.
Existe también otro tipo de fobia muy importante, y mucho más frecuente de lo que se piensa, pero que desgraciadamente tiende a pasar desapercibida durante la infancia, debido a que sus síntomas se pueden confundir con simples rasgos temperamentales de timidez o introversión en los individuos. Se trata de la llamada fobia social, que es un miedo persistente y exagerado ante cualquier tipo de situación social, en la que el individuo pueda sentir que está siendo observado o examinado y que por lo tanto pueda presentar conductas que lo hagan sentir humillado, ridiculizado o rechazado por los demás, que inclusive lleguen a burlarse. En los niños o las niñas es frecuente ver que se trata de criaturas que se esconden detrás de los padres en una situación pública, que les es difícil saludar (aunque en esta época, el tipo de educación impartida por muchos adultos, no necesariamente apoya el que las criaturas saluden) o responder a las preguntas de otros niños o de los adultos. En el ambiente escolar, el que los llamen a hablar frente a sus compañeros o a presentar algún comentario o trabajo, se convierte en un estímulo sumamente angustiante, que les provoca muchos de los síntomas físicos que se han mencionado anteriormente, como la sudoración, los mareos, los temblores, las palpitaciones, la dificultad para respirar con sensación de ahogo, dolores en la cabeza, en el abdomen y hasta nausea o vómitos. Por lo mismo, suelen evitar este tipo de presentaciones en clase, o en cualquier tipo de situación pública, de modo que se mantienen silenciosos y herméticos, ya que buscan al máximo posible el poder pasar desapercibidos, como una forma de protegerse contra esa reacción de angustia extrema. Conforme crecen, dicha reacción puede llegar a intensificarse y a ser tan excesiva que se presente al comer en restaurantes o en otros sitios públicos, o hasta inclusive al utilizar el baño en sitios diferentes a su hogar. Con el paso del tiempo, estos individuos también llegan a reconocer que sus miedos son ilógicos, irracionales y excesivos, y que sin embargo, los siguen presentando en cualquiera de este tipo de situaciones. Obviamente, las consecuencias de este trastorno fóbico, al igual que sucede en los otros tipos de fobias y de trastornos de ansiedad mencionados, es que interfieren con las actividades académicas, deportivas y sociales normales de su vida de ellos, y a la larga con su desarrollo psicológico normal (Continuará).