ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD ENTAL DE LA LAGUNA, A. C.
(PSILAC).
CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA
ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA.
(VIGÉSIMA PRIMERA PARTE)
Sin embargo, existen también aquellos otros factores que por el contrario se catalogan como desfavorables y de riesgo, tanto para el inicio de un padecimiento de este tipo, como para su persistencia, y que vienen a ser lo opuesto de los mencionados anteriormente. Entre ellos se cuentan la presencia de enfermedades serias o crónicas, físicas o mentales dentro de la familia, ya sea en los padres, los hermanos, los abuelos, los tíos o los demás familiares cercanos, o asimismo, la muerte de algún familiar muy importante y el proceso de duelo que le siga en intensidad, estilos y duración muy diversos para cada familia. El hecho de que se trate de una familia desintegrada, con la ausencia del padre, de la madre o de ambos, o de una pareja con demasiados conflictos interpersonales, son asimismo rasgos que dificultan de modo muy importante el que se logre desarrollar un vínculo de seguridad y de confianza entre cualquiera de ambos progenitores y sus hijos. Ello a su vez, puede traer inclusive como consecuencia el descuido o el abuso físico y psicológico de éstos, lo que obviamente determinará un alto nivel de ansiedad dentro de la familia, muy especialmente para aquellos niños o niñas que son más sensibles, o que ya padecen alguno de estos trastornos de ansiedad. Las parejas que no cuentan con redes de apoyo social sea con sus propios familiares o de la comunidad en general, que presentan además situaciones económicas apremiantes y limitadas, de bajos o muy irregulares ingresos, con una mala administración de sus recursos o inclusive bajo una situación de desempleo, tienden a vivir definitivamente en ambientes con un alto nivel de estrés. Así pues, esta serie de factores mencionados se convierten entonces en factores desfavorables y de riesgo en tales familias, ya sea para el desarrollo de alguno de los trastornos de ansiedad mencionados, o para que cuando éste ya existe, se prolongue crónicamente y se convierta en un serio problema de salud mental para toda la familia.
De acuerdo entonces a la presencia de ambos tipos de factores mencionados, ya sea positivos o favorables, o de riesgo o desfavorables, se podrá hablar de un pronóstico tentativo respecto al futuro en la evolución de cualquiera de estos trastornos de ansiedad en niños o niñas. A pesar de que es imposible conocer el futuro y saber lo que sucederá en la vida de cualquiera de estos niños y sus familias, en los países del primer mundo se han llevado a cabo en las últimas décadas una serie de investigaciones con el objetivo de tratar de conocer precisamente lo que sucede a lo largo de la vida de estos sujetos que han padecido trastornos de ansiedad durante su infancia. Por un lado se han seguido grupos de estos niños y niñas a lo largo de muchos años para conocer su evolución. Pero por otro lado, también se han estudiado grupos de adultos que padecen en el presente cualquiera de los diversos trastornos de ansiedad, y en forma retrospectiva se ha revisado en ellos qué porcentaje presentó algún tipo de trastornos semejante durante su infancia. Es decir, que se ha tratado de estudiar la evolución de tales padecimientos tanto de atrás hacia delante, como del presente hacia atrás, de manera que se pueda tener una visión más completa de lo que puede suceder en estos individuos. Los resultados han sido muy ilustrativos, ya que en el primer caso se ha encontrado que un alto porcentaje de niños que presentaron durante su infancia algún trastorno de ansiedad, lo volvieron a presentar posteriormente sea como adolescentes o como adultos. En el segundo tipo de estudios, como es fácil imaginar, los resultados fueron semejantes, ya que un buen porcentaje de adultos que en el presente padecen un trastorno de ansiedad, fueron sujetos que asimismo lo presentaron en etapas anteriores de su vida, sea durante la infancia o durante la etapa de la adolescencia. En la mayoría de estos casos, sea en uno u otro estudio, se toman en cuenta aquellos individuos que por muy diversas razones no recibieron ningún tipo de ayuda profesional durante su evolución.
Los resultados de estas investigaciones tienen en realidad un fondo muy claro y lógico, que podemos comprender fácilmente, no sólo en lo que respecta a las enfermedades emocionales, sino en general a cualquier tipo de enfermedad. En ciertos casos, donde el trastorno es leve, pero existen alrededor del paciente, esa serie de factores protectores o favorables de que se hablaba anteriormente, las probabilidades de superarlo pueden ser bastante altas; a veces inclusive, aún sin acudir a ningún profesional especializado, siempre y cuando se mantengan activos tales factores, y mientras no se presenten nuevos estímulos demasiado estresantes que vayan a romper ese cierto equilibrio que puede existir, y que ayuda a la mejoría o a la ?curación? del paciente (Continuará).