ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A- C
(PSILAC)
CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA
ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA
(VIGÉSIMA TERCERA PARTE)
Es natural que en un alto porcentaje, las personas tengamos miedo de asistir a la consulta médica; un miedo que suele aprenderse desde niños, especialmente cuando erróneamente en muchas familias se ha utilizado o aún se usa la figura del médico, de la enfermera o de las instituciones de salud para intimidar a los niños y lograr que obedezcan o se sometan a los deseos y a la disciplina de sus padres. Afortunadamente, éste es también un modelo que ha ido evolucionando para convertirse en nuestra época, en más bien un modelo educativo, producto de una cultura médica cada vez más desarrollada en la población. Las múltiples campañas a nivel local o nacional que se llevan a cabo, lo mismo en el sector médico privado o en el institucional oficial, así como la amplia difusión y publicidad que se les da a través de los medios de comunicación a tantas de las enfermedades importantes y más frecuentes que nos acechan, han facilitado el desarrollo de una mayor conciencia y educación médica. Ello ha traído como resultado, que estas imágenes del médico, la enfermera o las instituciones tomen una posición más adecuada y benéfica, en el sentido de ser percibidos verdaderamente como promotores y guardianes de la salud. Gracias a este tipo de información y educación, se ha facilitado el que se tienda a disminuir el miedo y la zozobra relacionados con la consulta y la asistencia a estos servicios.
Aún a pesar de ello, las dudas y los temores no pueden desaparecer del todo, puesto que las enfermedades y la muerte, son dos experiencias impactantes que nos sobrecogen y nos hacen temblar de miedo con tan sólo mencionarlas o pensarlas. Quizás también entonces, el término de la ?locura? como se maneja y se percibe en el lenguaje popular causa muchísima incertidumbre y temores, en parte por los conceptos tan mágicos, primitivos y religiosos a los que se encuentra asociada dentro del folklore y las creencias generales, pero también debido al hecho de que la cultura psicológica o psiquiátrica en nuestro país, no se ha desarrollado a la par de la cultura médica. Aunque es verdad que naturalmente, la psiquiatría es una rama importante de la Medicina, y forma parte del currículo en la educación profesional médica, de alguna manera, no se le acaba de dar toda la importancia necesaria y su esencia no se ha difundido tanto como debiera para elevar el nivel de información y de educación sobre lo que representa la salud mental en la población general. Para un cierto porcentaje del público, la ?locura? tal como se sigue percibiendo, está provista de un significado simbólico muy personal y específico, en parte mágico y en parte espiritual o religioso, y para ellos constituye pues la única y primordial razón para asistir a este tipo de consultas. Estas personas no cuentan entonces con la información adecuada y necesaria sobre los síntomas y las características de los diferentes y numerosos trastornos psiquiátricos que existen, y que no tienen nada que ver con ese concepto exótico sobre la locura. Se trata de trastornos que no necesariamente presentan tal grado de gravedad, y que pueden ser detectados, diagnosticados y tratados a tiempo, de manera que se eviten consecuencias posteriores, como es el caso de los trastornos de ansiedad en los niños, tal como los hemos estado revisando en esta columna.
Por lo mismo entonces, no es raro que visitar al psicólogo, a la psicóloga o al psiquiatra, tienda a estimular temores, resistencias y sentimientos de desconfianza o de vergüenza lo mismo en el caso de los individuos, que de las parejas o de las familias. Tenemos que verlo como una resistencia natural, producto de nuestra educación y de nuestra cultura, que es importante superar, puesto que de ello dependerá el cuidado que tengamos con nuestra salud mental, así como la de nuestros hijos e hijas, la de nuestras relaciones maritales y la de nuestras familias en general. En contraste, es curioso e interesante, como para muchas personas, las que quizás se encuentren dentro de ese porcentaje al que me refería, les sea mucho más fácil y menos amenazante solicitar ?diagnósticos? y ?tratamientos? a través de la lectura de la mano, del café, de las cartas astrales, del Tarot, de sus horóscopos o de tantos otros métodos tan variados de tratamiento que florecen cada día más extensamente. Si nos ponemos a pensar, la realidad es que muchos de ellos han estado con nosotros desde las épocas prehispánicas y por lo mismo, forman una parte importante de nuestra cultura, de modo que se encuentran mucho muy arraigados en nuestras costumbres y creencias y en una palabra, en nuestra educación popular (Continuará).