ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)
CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA
(PRIMERA PARTE)
Para muchas personas, hablar sobre la salud mental de los niños, o la posibilidad de que éstos presenten trastornos psiquiátricos, es algo así como un tema ficticio e increíble, al considerar que tales trastornos son inexistentes durante la infancia. Desde hace muchos siglos heredamos esa visión occidental, ese retrato de los niños como querubines, como angelitos inermes y sonrientes en toda su inocencia, como los que siempre hemos descubierto en las pinturas típicas del Renacimiento y de épocas posteriores; una visión que ha persistido hasta hace no tanto tiempo, quizás inclusive hasta la mitad del siglo pasado. Por lo mismo, sería imposible pensar que tales seres celestiales e irreales pudieran contraer enfermedades, y mucho menos de la mente o de las emociones. Sin embargo, es interesante y a la vez contradictorio y hasta cruel, la forma en que a lo largo de la historia, tales angelitos y querubines idealizados podían en la vida real, ser tratados como objetos y como posesión de los adultos. Bajo esa concepción, podían ser rechazados, abandonados, relegados, regalados, vendidos, sacrificados, tratados con indiferencia y sin que se les tomara en cuenta, e inclusive sometidos a castigos que rayaban en el sadismo y el abuso físico, aún al grado de llegar a la muerte.
Desgraciadamente, a pesar de que en las últimas décadas se le ha dado un cada vez mayor énfasis e importancia al conocimiento, comprensión, cuidado, protección y educación infantil, los malos tratos como los que se han mencionado, no han sido erradicados del todo en nuestro mundo. Todavía existen muchas sociedades y culturas en las que predomina ese concepto primitivo y salvaje de lo que son los niños, lo que aparentemente les permite y justifica maltratarlos y abusar de ellos en estilos muy diferente. Pero ni siquiera necesitamos salir de México, para darnos cuenta de que conceptos y tratos semejantes todavía forman parte de la vida cotidiana de muchos niños y niñas en diferentes círculos, estratos sociales y subculturas de nuestro país. La pobreza, el atraso, la ignorancia, la falta de educación e información sobre las etapas del desarrollo de los niños, y sobre las características y las necesidades físicas y psicológicas que se dan en cada una de ellas, la falta de planeación y aceptación de los hijos, la desintegración de las familias, los conflictos maritales, ciertas enfermedades físicas y especialmente las mentales en los progenitores, en las que definitivamente se tendrían que incluir las adicciones al tabaco, al alcohol y a cualquier otro tipo de drogas, son algunos de los múltiples factores que influyen y determinan ese descuido, maltrato y hasta abandono de los niños y las niñas.
Aprovechando este periodo del año, cuando una tras otra se encadenan las celebraciones de los días del niño, de la madre y del padre, en abril, mayo y junio respectivamente, pensé que podría ser de utilidad, el hablar de ciertos aspectos significativos relacionados con la salud mental infantil, pero relacionada naturalmente con cualquiera de los otros dos personajes básicos en el núcleo familiar, como son la madre y el padre. Se puede hablar sobre la forma en que interactúan a lo largo del proceso de su desarrollo durante el ciclo vital, desde el momento en que deciden formar una familia; las capacidades y habilidades que van desenvolviendo cada uno de ellos y que les ayudan a enfrentar el ambiente para sobrevivir, así como las necesidades que presentan. Es importante también mencionar el que como en determinados momentos aparecen ciertas señales de alarma, que en realidad se convierten en indicadores conscientes o inconscientes de la presencia de algún tipo de conflictos que no han sido capaces de detectar y mucho menos de superar, y para los cuales necesitan ayuda y apoyo. La mayoría de los seres humanos en un momento dado hemos sido niños y somos o seremos padres o madres. Posiblemente en un buen porcentaje, muchos de nosotros hayamos recorridos esos caminos un tanto a ciegas, espontáneamente, a tumbos y tropezones, desorientados e inseguros muchas veces, buscando la vela, la brújula o la linterna, puesto que en tantas ocasiones ni siquiera sabíamos o nos dábamos cuenta de nuestros pasos y de nuestras acciones, guiados más bien por la intuición, la sensibilidad, las tradiciones, los consejos, las recetas, y generalmente nuestros buenos deseos, conforme el tiempo pasaba inexorable y vertiginosamente.
Pero estamos en una época diferente, en la que afortunadamente han surgido tantas ideas y conocimientos, producto de la experiencia y las investigaciones de especialistas en áreas mucho muy diversas en el campo de la salud mental infantil, pero que se compaginan y se combinan unas con las otras, entremezcladas con nuestras tradiciones. Ello nos puede servir para proveernos de mapas, direcciones, guías, señalizaciones, ideas, modelos, nociones, patrones, bosquejos y hasta proyectos que podemos comparar, explorar, reconocer, aprovechar, modificar, resumir, utilizar o hasta rechazar y descalificar según nos demos cuenta que pueden o no ser útiles para nuestras condiciones y necesidades específicas. Ello es especialmente cierto, cuando en determinados momentos estamos aún más conscientes de nuestros deberes como padres o madres frente a nuestros hijos, o frente a nosotros mismos, de acuerdo a la etapa de la vida en la que nos encontremos. Espero que la información proporcionada durante las próximas semanas, pueda ser de utilidad para todos aquéllos que compartimos tantas de estas dudas, reflexiones y cuestionamientos sobre la salud mental de los niños (Continuará).