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Nuestra Salud Mental / PUENTES A CRUZAR EN SAN FRANCISCO

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.

(PSILAC).

CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA

ASOCIACIÓN PSIQUIATRICA MEXICANA

CENTESIMA SEXTA PARTE

En otro capítulo aparte, se podría hablar también de aquellos individuos que sin mucho esfuerzo, gustan de trabajar temporalmente, sea durante períodos más cortos o más largos, pero siempre con el ojo alerta y a la espera, en una especie de búsqueda interminable del milagro, es decir, de alguien que llegue a su rescate, que los recoja, los proteja y que se encargue de ellos de ahí en adelante. Con esa eterna y maravillosa expectativa mágica al estilo de los cuentos de hadas, como un rescate fantasioso que consiste en el hecho de poder vivir holgadamente para que nunca más sea necesario trabajar, de modo que todas sus necesidades sean resueltas y satisfechas para la eternidad, gracias a que ese algo suceda o a que ese alguien llegue para hacer realidad tales expectativas. En un momento dado, realmente no importa quién llegue al rescate, lo mismo da si se trata de una persona, una pareja, una familia, un grupo, un partido o una institución cualquiera; su llegada será siempre bienvenida y se convertirá en un excelente motivo de celebración, dependencia y agradecimiento. Para ello, devotamente se le reza a Dios, a la virgen o a los santos favoritos para que faciliten la tarea. En un buen porcentaje dentro de la población, existe ese estilo de expectativas que encajan muy armoniosamente en nuestra cultura y en el sistema de vida de tantos mexicanos, no sólo entre los políticos o quienes presumen de serlo, de aquéllos que esperan religiosamente que se haga verdad ese famoso dicho que promete ?el que la revolución les haga justicia finalmente?, y escarban afanosamente sexenio tras sexenio en busca del puesto público adecuado, sino también de muchas otras personas con un sistema de valores, pensamientos y expectativas similares. En esa forma, se pueden pasar la vida saltando de rama en rama, meciéndose y columpiándose de un lado a otro, a veces hasta en polos o partidos opuestos con esa gracia y desparpajo que les caracteriza, en la eterna espera de la realización de su sueño. Aunque parezca increíble, en tantas ocasiones, un sueño de esa magnitud y naturaleza realmente llega a cumplirse y a convertirse en realidad, gracias a que vivimos en un país pródigo y democrático, altamente maternal y paternalista que da cabida por igual a todas las muy variadas y diversas creencias, así como a todos los sueños mexicanos, ya sea que se trate de bailarlos, cantarlos o simplemente de aprender a columpiarse en esa forma y con tal estilo. Obviamente en estos casos, la pasión existe, pero se encuentra encaminada y adherida a sueños y fantasías semejantes, que llegan a convertirse en una especie de ruleta, a la cual es necesario apostar continuamente, y siempre con la misma pasión.

Casi como un apéndice del grupo anterior, encuadrados en el mismo capítulo, podríamos considerar a una variedad especial de trabajadores apasionados, que suelen dirigir su pasión laboral de tal manera y con tal intensidad, que llenan su existencia diaria con muchos puestos diferentes. Es así como encontramos a personas tan altamente capacitadas, que llegan a lograr el equilibrio perfecto de su vida al poder combinar dos, tres o hasta cuatro o más períodos de tiempo completo de trabajo, en diferentes instituciones, en una semana que para desgracia de ellos sólo cuenta con cuarenta horas humanamente disponibles para laborar. Ello de ninguna manera se convierte en un obstáculo para personas tan eficaces y tan superlativamente emprendedoras, ya que poseen el maravilloso don de estirar el tiempo a voluntad, de tal forma, que cuarenta horas fácilmente se pueden desdoblar en ochenta, ciento veinte, ciento sesenta, etc. en una sola semana, y con el mágico poder de una firma semanal, quincenal o mensual en las diferentes nóminas. Para ellos, ni los cálculos matemáticos ni los contables tienen mucha lógica o sentido, tanto en cuanto al tiempo, o en cuanto a las distancias o los espacios para encontrarse en tantos y tan diversos sitios al mismo tiempo; en realidad, se trata de temas y detalles mínimos y secundarios que jamás llegan a interferir con esa pasión laboral. Ni siquiera tienen que rezarle a alguien, puesto que ellos mismos cuentan con esos dones mágicos y milagrosos, con los que son capaces de conectarse terrenalmente con las personas adecuadas, en los tiempos y sitios adecuados para obtener también los puestos adecuados. No sé si acertada o erróneamente se les ha llamado ?aviadores?, tal vez por los altos vuelos que realizan en sus muy variadas maniobras, quizás por la altitud extrema que alcanzan en el máximo éxtasis de sus pasiones al trabajar, o inclusive, porque necesitan de un avión especial para elevarse y aterrizar en puestos tan variados y en ocasiones tan distantes entre sí. Y sin embargo, eso no importa, porque se trata de personajes heroicos, seres folclóricos de carne y hueso, siempre presentes, que habitan y conviven en nuestros escenarios cotidianos. Se trata de especímenes de nuestra época, quienes enfrentan la difícil economía que vivimos, los sueldos limitados, los excesos en su propia administración, sus rasgos de personalidad, las conexiones e influencias con las que cuentan y naturalmente, su forma de canalizar las pasiones. (Continuará).

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