ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.
(PSILAC).
CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA
ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
CENTESIMA NOVENA PARTE
Sería imposible terminar esta serie de reflexiones sobre el trabajo y las pasiones, sin mencionar a otro grupo sumamente importante de individuos, aquéllos que nacen con ciertas características especiales que les permiten enfocar sus pasiones en una dirección bastante específica, que es la de la creatividad. Esa creatividad que potencialmente surge de su temperamento, de los genes, de sus mentes, de sus reflexiones e ideas, del ingenio, del instinto, del inconsciente, de la inspiración, de la capacidad de sublimar toda clase de experiencias, sin importar lo traumático o satisfactorio que hayan sido, así como los sentimientos y las pasiones que emanan de ellas y que son canalizados precisamente a través del acto creativo. Aunque es verdad que en mayor o menor grado, todos los seres humanos poseemos algunas de estas características, y cierto potencial para la creatividad que nos permita encauzar las pasiones, desgraciadamente, no siempre es posible encontrar la forma ni las circunstancias de llevarlo a cabo adecuada y satisfactoriamente.
En la creatividad de cada sujeto, se combinan una serie de factores importantes, que tienen que ver desde la genética y la historia familiar, hasta sus características de temperamento y personalidad, su talento y habilidades, la estimulación y la orientación de las mismas, el tipo de experiencias por las que ha pasado en su vida, los conocimientos adquiridos, las circunstancias de su ambiente y de su cultura, incluyendo naturalmente sus padres, hermanos y demás familiares, la educación recibida en todos los sentidos, sus relaciones sociales, e inclusive la época y el momento histórico que le haya tocado vivir. Es así entonces, que a lo largo de la historia de la humanidad, sea en el más remoto pasado o en nuestro más cercano presente, encontramos individuos sumamente creativos, en quienes se han conjuntado las características mencionadas, cuyas pasiones los han impulsado en muy diversas direcciones, en las que han logrado desarrollar esa capacidad y satisfacer tal vez sus necesidades. La creatividad enfocada de esta manera se puede iniciar y desarrollar en una interminable serie de experiencias, dentro de áreas tan variadas y tan contrastantes como podrían ser la física, la química, las matemáticas, la electrónica o la biología, por nombrar algunas en el campo de las ciencias. Pero también se tendrían que tomar en cuenta las artes, tales como la música, la danza, la ópera, la literatura, el teatro, la pintura, la escultura, la arquitectura, el diseño, la cinematografía y aún mismo aquéllas que han sido consideradas como artes menores, por ejemplo, el laborioso trabajo artesanal, o mismo en las áreas técnicas, en las que naturalmente también la creatividad juega un rol de gran importancia. Quizás en nuestra época tendríamos que ampliar ese concepto de creatividad a otras áreas tan populares y tan amplias como serían los deportes y la televisión, en las que tantos de sus participantes tienen por fuerza que llevar a cabo cierto tipo de actos creativos no sólo para canalizar sus pasiones, sino también para descollar y tratar de mantenerse en esa posición pública, admirable y admirada, mantenida además por una devoción casi religiosa de sus seguidores o ?fans?, como se les denomina en el presente.
En todos estos parajes tan contradictorios, tan extraordinarios o tan confusos en ocasiones, tan impactantes y a la vez tan maravillosos y fascinantes, las pasiones creativas de tales individuos se conectan en el momento presente durante la experiencia misma, o en el futuro, ante los resultados y como consecuencia de ese acto creativo. Es decir, que la conexión ocurre con otros individuos, sea individualmente, en grupos pequeños o en enormes multitudes formadas por aquéllos cuyas pasiones a su vez se sientan atraídas e integradas con el potencial creativo del otro, del que ha emitido ese resplandor, para convertirse entonces en receptores específicos de tales pasiones, identificadas y fundidas con las propias. ¿No es acaso lo mismo que sucede por ejemplo, en un concierto de música de la que llamamos clásica, a lo que ocurre en un concierto de rock, aún a pesar de ciertas diferencias en cuanto al tipo de ritmos y composiciones, de artistas y músicos, de público, de gustos, o de fervor y de estilo de expresar las pasiones? La creatividad y las pasiones del autor o los autores de tales tipos de música, son captadas e interpretadas por un conjunto, formado a su vez por una serie de ejecutantes en mayor o menor número, cuyas propias pasiones y potencial creativo los lleva a transmitirlas hacia un público receptor, que a su vez puede o no integrar sus propias pasiones en esa comunión con el o los autores, los solistas, los intérpretes, los músicos y los artistas en general. La afición por la música en todos estos individuos puede alcanzar tales grados que llega a convertirse en una verdadera e intensísima comunión pasional, casi como una cuerda que los mueve y los dirige en su vida, o como el estímulo que los hace vibrar y les da sentido a su existencia. El equivalente puede suceder en una función de ópera, de ballet, de teatro, de cine o en la lectura de una obra de prosa o de poesía. En todos estos casos, en mayor o menor grado, se da un acto creativo, rodeado de pasiones en mayor o menor grado, y que se conectan en sentidos muy variados entre todos los participantes (Continuará).