Teniendo como “fondo musical” una cascada de críticas y de acusaciones directas de corrupción, el Senado de la República aprobó la minuta remitida por la Cámara de Diputados, que contiene la denominada “Ley Televisa”.
A partir de ayer, el presidente Vicente Fox tiene un plazo de 30 días para publicar en el Diario Oficial de la Federación las leyes federales de Radio y Televisión y de Telecomunicaciones que el Senado aprobó sin cambios. Dichas reformas han estado en el ojo del huracán desde el mes de diciembre, que fuera en ese entonces aceptada por unanimidad en la Cámara de Diputados.
La llamada “Ley Televisa” fue aprobada en medio de especulaciones que generaron sospechas sobre el proceder de los legisladores. Para el presidente de la Comisión Federal de Competencia, Eduardo Pérez Motta, los senadores ignoraron la importancia de evitar las concentraciones y los monopolios, tal como lo contempla el Artículo 28 constitucional, lo cual lo resentirán los consumidores.
Son muchas las voces que afirman que dicha Ley beneficia sobre todo a las dos grandes televisoras de México, lo cual resulta por demás grave en un país donde la televisión, como dijera Carlos Monsiváis, hace el papel de la Secretaría de Educación.
Más allá del problema mediático, es preocupante y triste ver cómo el trabajo del Congreso se encuentra viciado por los tiempos electorales que corren actualmente. Nuevamente los legisladores estudiaron la propuesta de Ley al veinte para las doce, de ahí que el debate celebrado ayer en el Senado fuera carente de propuestas, sobre todo de aquellos que promovían los beneficios de las reformas, quienes no aportaron argumentos convincentes.
Nuevamente los legisladores olvidaron hacer su tarea y no aprobaron reformas que en verdad promuevan lo que la sociedad requiere: reformas orientadas a promover el surgimiento de una sociedad más igualitaria, no a garantizar los privilegios de un determinado grupo de interés.