EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Nuestro concepto/Campaña y elecciones

Durante cinco meses aproximadamente, los mexicanos serán bombardeados, a través de los medios masivos de comunicación y en las calles y caminos, de mensajes optimistas referentes la lucha contra la delincuencia, la eliminación de la corrupción, la generación de empleos, el desarrollo económico, el abatimiento del rezago educativo y el combate a la pobreza.

Por doquier, rostros sonrientes y voces amables invitarán a los ciudadanos a acudir el próximo dos de julio a elegir a tal o cual persona. En las páginas de los periódicos, la pantalla de los televisores y las bocinas de los radios, los ciudadanos leerán, verán y oirán los embates de los candidatos contra sus rivales y las respuestas que reciben. Como nunca, las encuestas de intención del voto proliferarán y los analistas políticos no hablarán de otra cosa que no sea la contienda electoral. Son las campañas de los aspirantes a ocupar la silla en la que hoy se sienta Vicente Fox Quesada.

A pesar o precisamente por lo anterior, se espera que el número de votantes ronde el 50 por ciento del padrón electoral. Para algunos, esta cifra es satisfactoria, pero si se compara con el 63 por ciento de participación de los comicios de 2000, lleva directo al cuestionamiento de ¿por qué la baja expectativa? Ahora, si se compara con las últimas elecciones llevadas a cabo en países como Chile, en donde votó el 84 por ciento de los inscritos, y en Bolivia, que registró una participación de 85 por ciento, la preocupación se hace evidente.

Quizá la respuesta a las preguntas y las razones de la preocupación se encuentren en el evidente desgaste del sistema de partidos en México, la desilusión en un amplio sector de la población que ha dejado hasta hoy la alternancia, los innumerables escándalos de la “clase” política, la pérdida de credibilidad de los miembros de la misma y en el bombardeo continuo de propaganda hueca sin sustancia ni propuesta real.

Pero si una gran cantidad de mexicanos ha decidido que el camino para mejorar su condición de vida no es la democracia electoral, resulta interesante preguntar ¿cuál es el otro?

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 193201

elsiglo.mx