Un soberbio gol del atacante argentino Maxi Rodríguez acabó con el sueño de pasar a cuartos de final en el Mundial de Alemania. México está eliminado, de nada sirvieron las estrategias de mercadotecnia, la rivalidad de las televisoras, ni los buenos deseos del presidente Vicente Fox, mucho menos de los candidatos a la Presidencia de la República.
A pesar que México vendió cara su derrota, nuevamente nos quedamos a la orilla. Desde el nueve de junio la nación únicamente pensaba en futbol, las campañas electorales pasaron a segundo término y lo único que importaba era la suerte que corriera el equipo dirigido por Ricardo La Volpe.
Tras la derrota es necesario volver a la realidad. La eliminación de México no es tan importante como el salir a votar el próximo dos de julio. Una vez que ha terminado el sueño mundialista es necesario retomar el análisis de las propuestas para así razonar el voto.
A escasos siete días de que se lleven a cabo las elecciones, el abstencionismo es el rival a vencer. El próximo domingo elegiremos presidente de la República, diputados federales y senadores. Hace seis años la participación de la ciudadanía fue entusiasta, por lo que bien vale la pena repetir esa historia para seguir construyendo la democracia en el país.
Hoy tenemos instituciones sólidas que habrán de resguardar el proceso electoral, los comicios del dos de julio serán de los más vigilados en la historia del país. Prueba de ello es que ya se encuentran en México observadores extranjeros enviados por la Unión Europea y la ONU. El Mundial ya acabó para México, sin embargo, aún tenemos un rival más importante que vencer: el abstencionismo, de ahí la importancia de salir a votar.