Ayer, poco después de las 16 horas, Víctor González Torres estacionó su automóvil BMW blindado, (placas 294TGS) frente a la explanada del edificio C del Instituto Federal Electoral. Acompañado por cuatro guardaespaldas vestidos de traje color negro y del vicepresidente del partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, Ignacio Yris Salomón, presentó su registro como candidato presidencial, en sustitución de Patricia Mercado. El IFE tiene hasta el próximo 18 de los corrientes para decidir cuál de las dos candidaturas tiene validez y por lo tanto se colocará en las boletas que habrán de llegar a las urnas el dos de julio.
González Torres -mejor conocido como el Dr. Simi-, hermano y tío de los hombres que controlan al Partido Verde Ecologista de México, proclama como su divisa de campaña un sonoro ¡Vivan los pobres!, y advierte que “si algún periodista le parece que es una payasada y les da risa, síganse riendo porque el que ríe al último ríe mejor”. En forma paralela y casi simultánea a la entrega de documentos ante las autoridades del IFE, el presidente del partido, Alberto Begné, llamaba a los adeptos a Patricia Mercado a cerrar filas y bloquear a los simpatizantes del también llamado “hombre botarga”.
Entonces, se trata de un partido de reciente creación, con su registro condicionado y totalmente dividido entre dos facciones, una que pide la sustitución de candidato y otra que llama a “segregar” a los rebeldes. Independientemente de la decisión que llegue a tomar la autoridad que organiza y valida los procesos político-electorales en nuestro país, la pugna en el partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina evidencia cuestiones de forma y fondo que confirman el paupérrimo nivel en el quehacer democrático nacional.
Pero también hay matices y anécdotas: si se acepta que el PRI cuenta con su voto duro y que el PAN tiene muy claros sus nichos electorales, cabría preguntar -bajo el presupuesto que el Dr. Simi en lo particular y el partido Alternativa en lo general no significan una opción real de triunfo- a quién podría perjudicar finalmente una campaña que pretende avanzar con la divisa de ¡Vivan los pobres!