El incendio que acabó con alrededor de 150 jacales y dejó sin hogar a centenares de familias en la colonia irregular Rinconada Zaragoza Sur del municipio de Torreón, pone en evidencia una serie de circunstancias relacionadas con problemas socioeconómicos muy arraigados en La Laguna.
Antes que todo está la pobreza en la que viven miles de familias que carecen de los recursos monetarios, consecuencia de la ausencia de una fuente de trabajo bien remunerado, que les permita contar con lo mínimo necesario para llevar una vida digna, con sus necesidades mínimas satisfechas. Representan el sector menos favorecido por el modelo económico.
Su condición de extrema vulnerabilidad material, a la cual se le une en la mayoría de los casos la ignorancia y el bajo nivel educativo, hace de estas personas presas fáciles de pseudolíderes que las utilizan como clientelas electorales para los partidos políticos en temporada de comicios con la promesa de darles desde una despensa hasta un terreno en donde puedan fincar su hogar. En el último de los casos, los predios ofrecidos a quienes carecen de una vivienda son propiedades privadas por lo que los asentamientos se convierten en invasiones que violentan el Estado de Derecho. Tan injusta es la pobreza de las familias como la apropiación ilegal de la tierra.
Posteriormente viene la demanda de servicios públicos por parte de los nuevos “colonos” y más promesas de los ahora “gestores sociales”. Se realizan marchas y plantones para exigir a las autoridades que introduzca en el sector agua, drenaje, pavimentación y alumbrado, pero nada de eso es posible debido a la irregularidad en la posesión de los terrenos.
Los vecinos entonces hacen lo que pueden. Para el agua, improvisan tomas; para sus necesidades fisiológicas, hacen letrinas; para tener luz, se “cuelgan” de las redes de la Comisión Federal de Electricidad, poniendo en alto riesgo su seguridad, incluso sus vidas.
Tarde o temprano, una de dos cosas sucede: o se cumple una orden de desalojo, muchas veces con violencia, motivada por la denuncia interpuesta por el dueño del terreno, o uno de los “amarres” del cableado eléctrico hace cortocircuito y provoca un incendio que consume rápidamente los jacales de madera y cartón. Tal es el círculo vicioso de la pobreza, del abandono y del abuso que siempre se cierra de una manera trágica, como sucedió el pasado viernes en Rinconada Zaragoza Sur. Las autoridades de los tres niveles de Gobierno deben de actuar para romper este círculo y evitar que este tipo de situaciones se repitan.