El asunto de la reforma migratoria en Estados Unidos -que el Senado metió a la “congeladora” el pasado viernes- ha generado una oleada de reacciones en los más diversos sentidos de todos los matices. Y es lógico que esto suceda con un tema que despierta tanta polémica como lo es la posible legalización de alrededor de 12 millones de latinoamericanos que residen al norte del río Bravo.
Las posturas van desde el respaldo al reconocimiento de los derechos ciudadanos de quienes trabajan en tierras norteamericanas pero no cuentan con documentos, hasta el rechazo total de esta medida, pasando por el apoyo a una reforma que permita una legalización parcial y controlada.
Cada posición se ha hecho escuchar a través de manifestaciones en varias ciudades de la Unión Americana. Cada quien expone sus argumentos y las discusiones son interminables. Prensa, radio y televisión hacen eco del debate.
Hasta aquí todo bien, aparentemente. Pero, un hecho insólito, al menos para nosotros, hace que de pronto la situación adquiera otro tono y comience a resultar preocupante.
Un locutor de nombre Brian James, de la estación KFYI 550 AM del estado de Arizona, en su programa radiofónico sugiere que la solución a la inmigración ilegal es elegir una noche a la semana para matar a cualquiera que cruce la frontera sin documentos. Pero sus comentarios no acabaron ahí. Hizo referencia incluso al tipo de municiones que se deberían usar para garantizar que las heridas causadas a los ilegales fueran letales.
El hecho es aberrante en sí mismo: usar un medio masivo de comunicación para incitar al asesinato de seres humanos sólo puede compararse con las campañas oficiales en la Alemania nazi o la Italia fascista. La acción, que sin duda debe ser ampliamente aclarada por la estación y severamente castigada por las autoridades, podría quedar a la larga en una anécdota más para la infamia. Pero en una sociedad en donde el miedo, el racismo y la incomprensión se han arraigado desde hace tiempo, el mensaje del locutor no tardará en encontrar adeptos, sobre todo entre los grupos extremistas de derecha que han adquirido fuerza en los últimos años, ante la mirada complaciente de algunas autoridades estatales y federales de Estados Unidos.
