Por aproximadamente 20 años los llamados “quinieleros” han trabajado en las calles de Torreón sin ser molestados por ninguna autoridad, a pesar de que dicha actividad está prohibida por la Ley Federal de Juegos y Sorteos establecida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La actividad de los “quinieleros” no es clandestina, al igual que los “piratas” operan a la luz del día en las principales calles del centro de la ciudad. Es común encontrarse sobre la Blanco y Ramos Arizpe pequeños comercios “dedicados a la venta de papel sanitario y en ocasiones refrescos”, donde se venden las quinielas. En el exterior de estos establecimientos se puede apreciar una lista de números “castigados” que los identifica como un pequeño centro de apuestas.
En este juego de azar las personas, sobre todo de bajos recursos, tienen la posibilidad de apostar desde un peso a un número para ganar 70, si las cifras coinciden con los ganadores de la Lotería Nacional o bien del Tris.
Por desgracia las quinielas no sólo se ofrecen en el primer cuadro de la ciudad, dicha actividad ha llegado a las maquiladoras y al interior de las cantinas. Incluso en las colonias populares como la Fidel Velásquez o Las Luisas, los vecinos conocen las fechas en que acuden los “quinieleros” y los esperan con su ahorro listo.
Las apuestas más comunes son las de quince pesos, este vicio del juego afecta la economía de familias enteras.
Bajo el argumento de que no es de su competencia, las administraciones municipales han dejado crecer el problema, ya que hasta el momento la Procuraduría General de la República no ha desarrollado ninguna acción contra esta actividad que deja ganancias millonarias.
Es necesario que el Ayuntamiento presione a las autoridades federales, para acabar con un problema que está a la vista de todos, como la “piratería”, y que juntos conforman el mosaico del imperio de la simulación.