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Nuestro concepto/Tragedia anunciada

Una semana duró la angustia y la esperanza, hoy sigue el llanto y la desolación. El sábado por la tarde, las sospechas de todos se convirtieron en amarga realidad al confirmarse la muerte de los 65 carboneros que trabajaban en la mina ocho de la Unidad Pasta de Conchos de San Juan de Sabinas, Coahuila.

Según los reportes oficiales, basados en los resultados de un estudio científico elaborado por mexicanos y extranjeros, en un sitio no identificado de la mina y por “causas que se investigan”, se registraron elevadas concentraciones de gas metano y polvo de carbón que desencadenaron “una gran explosión”, cuyas radiaciones se expandieron “por todas las instalaciones de la mina”.

La temperatura en el interior alcanzó los 600 grados centígrados, por lo que, como lo dijo Javier García de Quevedo, presidente de la empresa Industrial Minera México, desde el primer momento del accidente ocurrió el fallecimiento de los mineros, “no es posible que sobrevivieran, no hay ni uno vivo”.

A partir de hoy, los cuerpos de rescate reiniciarán la búsqueda de los restos de los carboneros, de tal forma que puedan ser entregados a sus deudos para que éstos puedan darles una sepultura digna.

Pero, además de los anteriores, quedan otros importantes asuntos pendientes a resolver para que esta tragedia anunciada no desencadene otras. Las familias que dependían de los escasos 700 pesos por semana que ganaba cada uno de los 65 mineros, deben ser indemnizadas debidamente por la empresa. Las secretarías de Energía y Del Trabajo y Previsión Social tienen la obligación de realizar una investigación exhaustiva para, primero, determinar las causas del percance; segundo, deslindar responsabilidades y aplicar sanciones, y tercero, dictaminar si la Unidad Pasta de Conchos puede continuar operando.

Además, resulta urgente que las autoridades federales establezcan un régimen de supervisión más estricto en las minas que se explotan en el estado y en el país para, por una parte, evitar otros funestos accidentes y, por otra, mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. En la Región Carbonífera de Coahuila han fallecido 942 personas en 24 accidentes a lo largo de 104 años. ¿Cuántas muertes más se necesitan?

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