El primer año de Humberto Moreira al frente del Gobierno de Coahuila no ha sido fácil. A escasos dos meses de haber tomado protesta como gobernador explotó una mina en San Juan de Sabinas, la tragedia de Pasta de Conchos violentó muy pronto las relaciones entre el Gobierno Estatal y la Federación.
También en este primer año una tromba azotó a Parras, en Saltillo una banda de secuestradores se atrincheró y en Torreón fue detenido el narcotraficante Óscar Arriola, cabeza del Cártel Los Arriola, quien fuera uno de los 40 delincuentes más buscados por Estados Unidos.
Como nunca Coahuila ha acaparado los reflectores de los medios nacionales, por desgracia la mayoría de las veces se ha debido a alguna tragedia o a un hecho delictivo. Ante estos sucesos, es justo reconocer que el profesor Moreira no ha tenido toda la suerte de su lado.
Sin embargo, también es cierto que Humberto Moreira ha apostado por un estilo de gobernar relajado, donde los protocolos se pierden y la forma es más importante que el fondo. Preocupado por dar siempre la nota, lo mismo vemos a un Moreira peleando con la Federación, que contando chistes, lo mismo declarando que quiere ir a Bailando por un Sueño, que promocionando su Administración hasta en las banquetas.
Moreira ha puesto hincapié en las obras sociales, pavimentar calles, apoyar a los estudiantes con desayunos, organizar concursos para las personas de la tercera edad, vaya, el trabajo que todo gobernante está obligado a hacer. Pero por desgracia Moreira aún no da señales de cuál es su proyecto de Coahuila, no hay una idea clara de hacia dónde vamos, los conceptos y las ideas han sido desplazados por los bailes de cumbia colombiana.
Ayer fue el Primer Informe de Gobierno, más allá de las cifras alegres es urgente que el gobernador deje a un lado la ?imagen de gobernador buena onda? y se muestre como un estadista, como un mandatario que tiene un proyecto que rebasa al sexenio y que busca dejar las bases para el desarrollo. Moreira ya pagó el noviciado, faltan cinco años de mandato, de él dependerá ser recordado como un gobernador que trajo el progreso a Coahuila por crear infraestructura que permita generar empleos, o bien, ser recordado como el gobernador que sabía bailar cumbias.