EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO, DF.- Hace más de un año, María Luisa de Chávez inició la aventura de elaborar exquisitos diseños de alta costura en los que combina telas finas, como sedas naturales, encajes, lino y lana, con textiles y coloridas aplicaciones hechas a mano por artesanos de distintos lugares de la República Mexicana.
Hace unos cuantos días, María Luisa dio un paso adelante al inaugurar su propio espacio para exhibir sus lujosos vestidos en una tienda departamental de Santa Fe.
Coleras chiapanecas (un colorido blusón tradicional que las indígenas de aquella región llevan en ocasiones muy especiales) se han transformado en espléndidos trajes de noche; un textil bordado con grecas y figurines mayas en color marfil sobre café da forma a un glamouroso vestido estraple de corte recto.
Es tradición de la Costa Chica guerrerense hacer bordados con chaquiras, que representan aves o flores de la zona. María Luisa los aplicó sobre un exquisito vestido de corsé y falda en azul violáceo. A un delicado huipil le confeccionó un pantalón muy formal, y el resultado es un conjunto que a todas se nos antojaría llevar.
Otra de las creaciones de María Luisa nos llama la atención: un vestido de dos piezas con la falda recta de seda roja y un top estraples de paliacate.
Otro de los diseños más aplaudidos de cuantos vimos es de influencia oaxaqueña. Lleva vistosos motivos florales multicolor sobre terciopelo negro.
Hay que reconocerle a la señora Chávez otra aportación: sus refinadas piezas se llevan con rebozos de seda, que van suavemente atados a la cintura o enredados en brazos y hombros.
También son de admirar sus vestidos de novia con telas deshiladas provenientes de diferentes zonas del país. Son muy exclusivos y sólo se hacen sobre pedido especial.
En la colección de esta imaginativa e innovadora diseñadora, cada prenda es única e irrepetible, porque una artesanía nunca es igual a otra.
A PRUEBA, EL GUSTO DE LAS MEXICANAS
?Para mí, el mercado más difícil es el mexicano, que no suele apreciar estas maravillas textiles, mientras en el extranjero no escatiman los halagos y hay una gran demanda de las prendas?, comenta María Luisa de Chávez. Cada vez que ella viaja por Europa y luce alguno de sus diseños, la detienen en la calle para preguntarle dónde adquirir semejante vestido.
Su inicio en el mundo del diseño fue curioso: durante un vuelo, le pareció feo el uniforme de las sobrecargos y envió una propuesta a la mesa directiva de la aerolínea. Ésta la invitó a participar en un concurso en el que elegirían nuevos uniformes. María Luisa lo ganó.
Desde entonces han pasado más de 40 años y la fábrica familiar es una de las más importantes de México en la confección de uniformes ejecutivos.
Más adelante, como voluntaria del Instituto Nacional de Ayuda a Personas Mayores, un buen día llegaron a sus manos prendas típicas de algunos estados del país, y se enamoró del colorido y los detalles de la confección. Entonces se le ocurrió que podía estilizarlas un poco, para que las mujeres urbanas se animaran a usarlas. Probó así a combinarlas con prendas convencionales muy finas, ?a la altura de aquellas obras de arte?, y el resultado fue bastante alentador.
Desde entonces, María Luisa dedica gran parte de su tiempo a recorrer rincones de México en busca de comunidades de artesanos, para comprarles su mejor producción en huipiles, blusas, rebozos y textiles recién salidos del telar manual.
?La primera colección fue presentada en un evento de apoyo a los artesanos y muchas figuras sociales aceptaron, gustosas, modelar mis vestidos en la pasarela. Desde entonces, son ellas quienes los prefieren para varios de sus eventos de gala?, refiere la diseñadora.
Las prendas también han tenido gran demanda en las ciudades de Houston y Nueva York y en España. Próximamente, la nueva línea será presentada en Italia.