Resulta preocupante que a cuatro meses de las elecciones presidenciales, los comicios celebrados este domingo en el Estado de México reportaran altos niveles de abstencionismo y viejas prácticas que parecían ser cosa del pasado.
Con una lista nominal de nueve millones 14 mil 847 electores, sólo el 40 por ciento acudió a las urnas. Los especialistas atribuyen la poca participación ciudadana a una saturación electoral. En el Estado de México hace unos cuantos meses se eligió como gobernador a Enrique Peña Nieto, ahora fue el momento de votar por alcaldes y diputados. Fue también en esta zona del país donde se registró uno de los principales escándalos políticos protagonizados por el ex candidato a la Presidencia de la República, Arturo Montiel. La lectura parece ser clara: los ciudadanos están cansados de corruptelas.
En estas elecciones la alianza del PRI-Verde Ecologista mantuvo su hegemonía, mientras que el PRD mostró avances gracias al efecto Andrés Manuel López Obrador y el PAN se convirtió en la tercera fuerza política. Dichos resultados deben ser analizados cuidadosamente por los equipos de campaña de los presidenciables.
Nuevamente se demuestra que sin participación ciudadana, la estructura del PRI es eficiente. Andrés Manuel López Obrador puede mantenerse relativamente tranquilo, no así Felipe Calderón Hinojosa, que ve cómo su partido carga una enorme losa gracias a la desilusión generada por la Administración de Vicente Fox.
Pero sin duda el principal reto para el próximo dos de julio será el de vencer el abstencionismo, lo cual será difícil con el nivel de campaña realizada por los tres principales aspirantes a ocupar la silla presidencial, quienes han privilegiado los ataques a las propuestas. De ahí que los principales líderes de la Iniciativa Privada del país adviertan la necesidad de escuchar verdaderas propuestas, ya que hasta el momento los discursos de los candidatos son superficiales, generales, careciendo del cómo van a cumplir sus promesas.
En la actualidad el abstencionismo es una manifestación de rechazo a todos los partidos políticos, lo cual es preocupante porque sólo con una sociedad informada y participativa, podremos anhelar a tener mejores gobernantes y por ende ser un país con mejores perspectivas de desarrollo. Por desgracia los candidatos a la Presidencia de la República no parecen estar muy preocupados por elevar en nivel de debate, ya que prefieren apostar por las declaraciones sin sustento y los ataques que sólo denigran más la actividad política.