Nuevamente los mineros son noticia. El día de ayer tres personas fallecieron como resultado del enfrentamiento de policías y mineros, luego del desalojo en Sicartsa en Lázaro Cárdenas, Michoacán. La refriega inició alrededor de las 7:30 de la mañana de ayer jueves, cuando elementos de la Policía Ministerial, Policía Estatal Preventiva y el grupo de operaciones especiales ingresaron por la fuerza a las instalaciones de la siderúrgica para romper el paro de labores que mantenían los obreros desde hace 19 días. Los trabajadores luchan por el reconocimiento de Napoleón Gómez Urrutia como su líder sindical. La acción de los cuerpos policiacos ocurrió luego de la resolución de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que declaró ilegal el paro laboral.
Los hechos violentos se dieron en la puerta número dos de las instalaciones de la empresa y durante la gresca fueron lanzadas bombas tipo Molotov y toda clase de proyectiles por parte de los obreros, mientras que los agentes policiacos respondieron lanzándoles gas lacrimógeno; el choque dejó como saldo una veintena de heridos.
El enfrentamiento es resultado directo de la tragedia ocurrida en Pasta de Conchos, donde 65 mineros de Sabinas, Coahuila, perdieron la vida. A partir de este hecho el Gobierno Federal realizó una campaña contra Napoleón Gómez Urrutia acusándolo de actos de corrupción, los cuales son fácilmente comprobables. Por desgracia el problema ha tenido un manejo inadecuado, lo que ha provocado la ira de un sector del sindicato minero.
Tras la violencia el presidente Vicente Fox instruyó a los responsables de las instancias federales encargadas de salvaguardar el orden nacional, para que en el ámbito de sus respectivas competencias “hagan valer la Ley”.
Ante la gravedad de la situación es urgente que el Estado de Derecho prevalezca ante la violencia, ya que un conflicto laboral no puede solucionarse por medio de la fuerza.