Benedicto XVI sigue sorprendiendo al mundo católico con la brillantez de las decisiones que va adoptando, entre las cuales destaca por supuesto la redacción de su encíclica programática Deus Caritas est dedicada al tema sublime del amor en toda su extensión.
El día que la Iglesia dedica a la consideración de la cátedra de Pedro, su sucesor ha dado a conocer la lista de 15 nuevos cardenales, doce de los cuales integrarán el órgano elector, con lo que se cumplirá lo establecido en tiempos de Paulo VI de que el Colegio cardenalicio cuente con 120 miembros con capacidad de intervenir en el cónclave que elige Papa.
La elección de los nuevos purpurados es una muestra más del cuidado exquisito que Benedicto XVI manifiesta en cada una de sus acciones, por ejemplo al nombrar al arzobispo de Caracas, Jorge Urosa Savino, responde al acoso sistemático del presidente venezolano, Hugo Chávez, contra las libertades religiosas. No en vano, fuentes vaticanas ven en su nombramiento “un baluarte crítico frente al autoritarismo de la línea perseguida por Chávez”.
También el nombramiento de monseñor Zen Ze Kiun, arzobispo de Hong Kong, parece pensado para afrontar los problemas que la Iglesia sufre en China, donde la persecución contra el catolicismo es continua y agobiante.
Ocho de los quince nombramientos han recaído en Europa, continente que preocupa sobremanera al Pontífice por los avances del relativismo y la pérdida de la fe en amplios sectores sociales de ese continente.
Por otra parte al nombrar solamente a tres titulares de un dicasterio vaticano a la dignidad cardenalicia, Benedicto XVI demuestra su deseo de propugnar por un Colegio cardenalicio más pastoral, dado que la mayor parte de los nuevos purpurados corresponde a titulares de diócesis de todo el mundo.
Dentro de los tres miembros de la Curia romana nombró a su sucesor en la Congregación para la Doctrina de la Fe, el californiano Joseph Levada. Los otros dos son Franc Rodè, Prefecto para la Vida Consagrada y Agostino Vallini Prefecto de la Signatura Apostólica.
Cuatro de los nuevos cardenales provienen de órdenes religiosas y otros tantos destacan por su pasión teológica. El caso más representativo es el del francés Albert Vanhoye, un sacerdote que será purpurado emérito por contar con más de 80 años de edad y quien desde su cargo como rector del Instituto Pontificio Bíblico se ha convertido en uno de los estudiosos de las Santas Escrituras más respetados.
Benedicto XVI en este nombramiento de nuevos cardenales quiso hacer un reconocimiento y homenaje implícito hacia Juan Pablo II. Así, el antiguo secretario de su predecesor, monseñor Stanislav Dziwisz, arzobispo de Cracovia, tendrá también su birrete cardenalicio.
Los otros obispos titulares de diócesis nombrados cardenales por el Papa son Gaudencio Rosales de Manila; Jean Pier Ricard, de Burdeos; Cheng Jing Sur de Seul, Patrick O’Malley de Boston, Antonio Cañizares de Toledo y primado de España y como eméritos el italiano Andrea Cordero Lanza di Montezemolo, el ghanés, arzobispo emérito de Tamale, Peter Poreku y el ya mencionado Vanhoye.