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¿Nulidad de la elección?/Sobreaviso

René Delgado

Por increíble que parezca Vicente Fox y Roberto Madrazo trabajan en la misma dirección: abrirle espacio a la posibilidad de nulificar la elección. La sorpresa, sin embargo, está en que Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón estén cayendo en esa trampa. Los verdaderos competidores son ellos y al único que le viene bien abrir, desde ahora, la posibilidad de la nulificación es a Roberto Madrazo que juega un mero rol testimonial en el concurso. Qué mejor que tener otra oportunidad. Desde luego, a los equipos de campaña negriamarillo y albiazul se les ponen los pelos de punta cuando se menciona la probabilidad de nulificar la elección. Se espantan pero no ocultan que ese escenario ya aparece en su horizonte. ¿Qué sería del país si, al final de una campaña tan larga y pesada como la que se vive, hubiera que repetir la elección?

*** Roberto Madrazo viene endureciendo la denuncia de que el concurso electoral es una “elección de Estado”. Carece de datos duros para respaldar su dicho pero, poco a poco, Vicente Fox se los va proporcionando. Por lo pronto, a favor de la idea de plantar en el escenario la nulidad de la elección presidencial, se suma un nuevo ingrediente: la revelación del dirigente y mercader del Partido Verde Ecologista, Jorge Emilio González. Medio año después de ocurrido el hecho, Jorge Emilio dice que fue objeto de presiones por parte de Vicente Fox para que, en el ánimo de bloquear las posibilidades presidenciales de Roberto Madrazo y Andrés Manuel López Obrador, los verdes se aliaran a la campaña de Felipe Calderón. Con lujo de detalle, el mercader del Partido Verde denuncia la presión presidencial.

Precisa que tuvo lugar en la mismísima residencia oficial de Los Pinos, adonde él fue -desde luego- de muy buena fe y con toda ingenuidad política a que “lo chamaquearan” de nuevo. Asegura que fueron tres ocasiones en las que el mandatario lo presionó e incluso cuenta: “El presidente Vicente Fox comentó que Roberto Madrazo y Andrés Manuel López Obrador no eran buenos para México, inclusive se refirió a ellos en forma despectiva, por lo que insistió en que el Partido Verde debería competir en alianza con el PAN”. Ninguna sorpresa causa la tardía revelación de Jorge Emilio, históricamente los verdes están para eso: para hacer lo que establece el contrato de arrendamiento de su franquicia y, claro, Jorge Emilio trabaja a favor de su socio Roberto Madrazo para darle solidez a la denuncia de la “elección de Estado”. Misión cumplida le puede reportar Jorge Emilio González a Roberto Madrazo: la duda está sembrada. La denuncia de la “elección de Estado” se va consolidando.

*** La sorpresa está en otro lado. Está en Los Pinos. En la consolidación de la denuncia de Roberto Madrazo, el presidente Vicente Fox es su mejor aliado. La inteligencia política de Vicente Fox no da para entender que su actuación como militante de partido, y no como jefe de Estado, vulnera seriamente las posibilidades de su candidato, Felipe Calderón, y pone en riesgo la competencia electoral. Así, el mandatario nutre de argumento la denuncia de Roberto Madrazo. Dos efectos negativos tiene el protagonismo presidencial en la campaña electoral.

Uno ya es irremediable, el presidente de la República vulneró por completo el arbitraje político que podría jugar si el resultado de la elección es cerrado, como tal parece que será. Nadie se imagina a Vicente Fox como una autoridad que, al término de la jornada electoral, salga a reconocer al triunfador de la contienda para ir reconstruyendo la certidumbre política. Lo que hizo Ernesto Zedillo no podrá hacerlo Vicente Fox. Podrá intentarlo pero ya carece de fuerza moral y política. El proceso electoral ya perdió al jefe de Estado como un árbitro político de la contienda.

El duro y dale presidencial en contra de Andrés Manuel López Obrador no ha dañado suficientemente al candidato perredista ni ha beneficiado suficientemente al candidato panista, pero eso sí ya vulneró la investidura del Presidente como jefe de Estado. El otro efecto también es adverso. Es difícil probar la intervención presidencial en el proceso electoral, pero políticamente es evidente. Incrementa a más no poder su número de giras, habla sin parar de lo malo que sería para el país cambiar de caballo, ordena a sus secretarios de Estado salir a la provincia a cantar las glorias del sexenio, inaugura obras sin terminar, se ríe de los tibios llamados que le hace el Instituto Federal Electoral y, lo peor, en el afán de participar en la contienda electoral, descuida el gobierno. Ese descuido no es un asunto menor, de a tiro por evento el gobierno va abriendo flancos que lastiman la estabilidad política que exige toda temporada electoral. Abre el frente con los mineros hasta terminar por involucrar a un sector del sindicalismo.

Abre el frente con el narcotráfico que, en la falta de gobierno, ve la oportunidad de desafiar al Estado. Abre el frente de la inconformidad social, como el caso Atenco. Abre el frente con Estados Unidos, haciendo de la postura oficial una feria de contradicciones donde un día se aplaude la militarización de la frontera y, al siguiente, se abuchea. Roberto Madrazo no podría encontrar mejor aliado para enderezar el discurso de la “elección de Estado” que el propio Vicente Fox.

*** La otra sorpresa es la que están dando el perredismo y el panismo. Si bien claro está cuál es la intención del Partido Verde al revelar la supuesta presión presidencial, bien confuso es por qué la dirección del Partido de la Revolución Democrática se desboca y hace suya esa denuncia. Su candidato Andrés Manuel López Obrador ya no tiene la ventaja electoral que tenía, pero sigue de lleno en la competencia. Entonces, impulsar la idea de la “elección de Estado” es cargar el rifle a sabiendas de que el tiro podría salir por la culata. Asombra que Leonel Cota Montaño haga suyo el negocio de los verdes y no asombra que lo haga suyo el portavoz perredista Gerardo Fernández Noroña, éste no es político de muchas luces. ¿Qué va a pasar si gana Andrés Manuel López Obrador? Van a salir con la batea de que la elección no fue tan “de Estado”. La dirección perredista se está yendo de boca y flaco favor le hacen a su candidato. La otra sorpresa corre por cuenta de Acción Nacional y del equipo de campaña de Felipe Calderón.

Es evidente que el protagonismo presidencial, en vez de ayudarlos, los perjudica. Pero ni la dirección del partido ni el equipo de campaña hacen lo necesario para que el presidente Vicente Fox se recoja en Los Pinos y deje de intervenir en el proceso electoral. Ni inciden en la postura presidencial ni se deslindan de ella y, entonces, tienen que asumir que el cuestionamiento al eventual triunfo de Felipe Calderón lo sustancia, desde ahora, su supuesto compañero Vicente Fox. Asombra.

*** De a poco se va consolidando la denuncia de Roberto Madrazo y en todo esto no puede perderse de vista que la causal de nulidad abstracta de una elección sentó jurisprudencia. Madrazo ya tiene dos aliados en su nueva causa. Falta saber cómo le iría al país, si la elección presidencial se nulifica.

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