Siento a todos se nos ocurren cosas e ideas de cómo podríamos mejorar este país, porque claro está que el presidente electo la tiene muy difícil, va a ser muy difícil darle gusto a todos los grupos políticos y solucionar los añejos problemas que aquejan este sufrido país, pero lo que sí no se puede postergar es el reforzamiento de las instituciones, buenas o malas, actualizadas o anticuadas, son las instituciones y la más importante es el orden público o sea la aplicación de la Ley para todos de igual manera, porque se ha venido aplicando como en los años de la Colonia, según la casta o clase social, es el menú de leyes, leyes al gusto y según la ocasión y esto ha creado unos vacíos de poder que se han ido cada vez agrandando más y más, convirtiéndose en una bola de nieve que no sabemos dónde vaya a parar.
Conocedores y conscientes de las limitaciones y miedos de nuestros diferentes gobernantes los Appos y sagrada compañía, marrulleros profesionales, se están dando el gusto de ser duros y radicales, que importa la escuela para los niños, la productividad de Oaxaca, ni el turismo, ni el desprestigio del país, ni el maestro que ellos mataron por pensar de diferente manera; nadie es responsable y las consecuencias de su insensatez y de la falta de oficio de los gobiernos, como siempre la pagamos los ya de por sí sufridos mexicanos.
Estamos de acuerdo que, en las democracias, todo mundo tiene derecho a manifestarse y a exigir ser escuchado y que se exija la aplicación de la Ley o que se busquen soluciones justas según requiera el caso, pero recordando a Juárez, hombre de pocas palabras pero sí de hechos, que una vez tomada una decisión nunca daba un paso atrás, asumiendo las consecuencias con la Ley en la mano; expresó algo que resume el comportamiento que debemos tener dentro de una sociedad; mi derecho termina cuando comienza el derecho del otro, “el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Nuestra incipiente democracia no pasó por los procesos de maduración de otros países que seguimos como modelo, si recorremos la historia nos damos cuenta que hemos tenido sólo sustituciones, Moctezuma, Cortés, el Virreinato, Imperio, República, un partido único, siempre con una gran represión ejercida por los caciques y líderes en turno en perjuicio de una gran parte de la población, es fecha que en las diferentes comunidades indígenas se vota en zapato, es decir el cacique vota por todos, porque se rigen por usos y costumbres.
Implantar una seudodemocracia inmediatamente después de la Independencia, en un país cuyo pueblo había sido históricamente sojuzgado desde antes de la Colonia, y tal era la disciplina impuesta dentro de la educación de los aztecas, que la pena de muerte era aplicada casi para todos los delitos, inclusive el estado de embriaguez, aunque hay que reconocer que la educación era obligatoria para todos los niños sin importar su origen social.
Cambian las cosas pasan cuatrocientos años y desgraciadamente un pueblo no educado, porque el Gobierno no educó y a la sociedad le convenía, de igual forma desinformado, con una visión de la vida algunas veces deformada, es difícil que entiendan la democracia como el respeto a la voluntad de la mayoría; para ellos es alterar el orden público de esa forma como se ha venido haciendo en este período post electoral que parece no terminar jamás.
En días pasados en una conferencia decía el rector de la Universidad de Castilla, que cuando murió Franco, España se hizo democrática y a los españoles se les quitaron los complejos, dieron la vuelta a la página y se pusieron todos a crear la España que hoy conocemos. Creo que los mexicanos no hemos dado esos pasos, nos pesa la Conquista, el partido único, la Revolución, el reparto agrario, el 68, el dos de julio, las devaluaciones, la Cristiada, Pancho Villa, La Llorona, etcétera.
Es muy importante tomar como propio el proyecto del nuevo presidente porque la estabilidad a futuro está en riesgo, no podemos permitir que Vicente Fox se vaya sin asumir la responsabilidad del problema de Oaxaca, no tenerle miedo a la sombra del 68, ya que en su momento Gustavo Díaz Ordaz asumió toda la responsabilidad; tiene miedo de ser recordado como un presidente represor, pero lo que parece no entender es que va a ser recordado como el inútil, irresponsable y timorato que es; el que quiere ser presidente asume toda clase de riesgos y no todos son predecibles, lo que sí se puede predecir es que con estos vacíos de poder tan grandes, esta charlatanería en la que se ha convertido la Presidencia, esta falta de oficio de los secretarios involucrados, puede tener consecuencias desastrosas no sólo para Oaxaca, sino para la educación y para el país.