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Ola de impuestos

Javier Fuentes de la Peña

No entiendo gran cosa de economía, sin embargo, no se tiene que ser un experto para saber que cuando se crea un impuesto para un determinado producto se ocasiona un aumento en cascada en el precio de diversos bienes.

Esto viene a colación por el anuncio de la aplicación de una tasa del cinco por ciento del Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios para las bebidas refrescantes o polvos que en su elaboración usen fructosa o azúcar.

Me parece muy bien que se tenga la preocupación de incrementar los ingresos de la Federación, pues muchas obras dejan de hacerse por la falta de recaudación. Sin embargo, creo que imponer nuevas cargas fiscales es una solución sencilla y que puede acarrear más problemas que beneficios.

Entiendo que los gobernados somos cada vez más exigentes con nuestros funcionarios públicos para que cumplan sus promesas. Sin embargo, creo que hay otras formas para destinar más recursos al bien público sin afectar a los ciudadanos con un nuevo impuesto.

En primer lugar, es necesario revisar el sistema fiscal mexicano. En nuestro país hay miles de personas físicas y morales cuyas contribuciones están muy por debajo de lo que deberían ser. Y esto, de cierta manera, ha sido ocasionado por los mismos gobernantes.

En una ocasión sostuve una plática con un comerciante que tenía todo un sistema de evasión de impuestos. “Mira, si un día llegan los de Hacienda y me hacen una auditoría, estoy frito pues de seguro embargarían mi negocio, pero preferiría eso a pagar mis impuestos y no verlos reflejados en obras públicas. Mira, yo antes pagaba puntualmente lo que la Ley me exigía, pero la farola que debía alumbrar mi casa se fundió hace años y hasta ahora no la han cambiado; la calle en la que vivo parece un campo minado; hace diez meses robaron mi casa y mi denuncia parece haber quedado en el olvido; cada vez que llueve se me echan a perder los muebles con las inundaciones ocasionadas por la pésima red de drenaje pluvial. Y al ver que los políticos vivían cada vez mejor y los simples mortales vivíamos cada vez peor, ¿tú crees que me siguieron dando ganas de pagar mis impuestos?”. Estoy seguro que el día en que los ciudadanos comencemos a ver los frutos de nuestras contribuciones, disminuirán considerablemente las evasiones de impuestos y, así, no se tendrán que implementar aumentos a productos tan básicos.

Para que la Federación cuente con más recursos es indispensable también erradicar las prácticas corruptas a las que nos tienen tan acostumbrados los políticos.

Estoy seguro que de no haber existido un Carlos y un Raúl Salinas de Gortari, un Carlos Hank, y cientos de personajes más, México hubiera tenido más recursos y, por consiguiente, mayor desarrollo. Si se eliminan las prácticas corruptas, no será necesario crear nuevos impuestos que a fin de cuentas perjudican al ciudadano común y corriente.

Nuestros gobernantes aseguran que si se quiere un México mejor, es indispensable crear más impuestos. Pero creo que los ciudadanos elegimos a nuestros gobernantes para defender nuestros intereses y no para afectarlos con la creación de nuevos impuestos que difícilmente se verían reflejados en nuestro bienestar.

Lo más fácil para obtener recursos, es seguir aprovechándose de mexicanos como tú o yo. Es cierto que Felipe Calderón necesitará de más recursos para cumplir sus promesas, pero también es cierto que como presidente de la República tiene el poder de auditar a los grandes evasores y así, obtener de una manera más digna los recursos que habrán de convertirse en beneficios nuestros.

Correo electrónico:

javier_fuentes@hotmail.com

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