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¡Óooorale, qué padre!

Javier Garza Ramos

EL SIGLO DE TORREÓN

¡Que se bajen! ¡Que se bajen!

Los gritos desde el patio de la escuela llegaron hasta 150 metros arriba, al globo aerostático que les pasaba por encima a la hora del descanso entre clase y clase.

-¿How do you say Viva Torreón in spanish?, preguntó Avi Sorn, uno de los pilotos.

-Viva Torreón, respondí.

?¡Viva Torreón!?, gritó Avi a todo pulmón, 200 metros arriba del bulevar Miguel Alemán de Gómez Palacio.

Avi, que vive en Ljubljana, Eslovenia, quizá no está al tanto de los límites geográficos de la Comarca. Y tampoco podía controlar los vientos.

El viento fue amable con Gómez Palacio la mañana de ayer y hacia allá se llevó la explosión de azul, naranja, verde, morado, rojo y blanco que arrancó ayer en el Festival Internacional de Globos.

El sonido del fuego rugiendo en la boca de un globo es una onomatopeya imposible de poner en palabras. GGHHH. SSHHH. Suena algo así, pero el volumen y el calor lo hacen real. Iván Trifonov, el otro piloto, controlaba la llave que echaba la flama y que nos elevaba o nos bajaba, a ver si encontrábamos una buena ráfaga.

?Es lo maravilloso?, dice Iván. ?Que sólo el viento sabe a dónde vas?.

Vaya que lo sabe este austriaco de 61 años, que ha logrado que el viento lo lleve por el Océano Pacífico, el Sahara y la Muralla China y que tiene cuatro récords Gui-

nness por haber volado en globo sobre el Polo Norte, el Polo Sur y otras locuras.

El viento ayer decidió que zigzagueáramos entre la ribera del río y encima de las fábricas y bodegas, pasando por los campos de beisbol, el puente plateado, la planta de CFE, el Miguel Alemán.

GGHHH. SSHHH. El flamazo que quema la cabeza. Subir, bajar. Encontrar el viento. Pero el viento no respondía. Iván vio cerca el cerro de las Calabazas y decidió bajar al juzgar peligroso entrar al cañón sin tener buena altura.

Enfilamos hacia el lecho del río y bajamos a un lado de los pilotes del antiguo puente del tranvía. Niños de las colonias vecinas se acercaron. Uno corría hacia la canastilla como si la quisiera atrapar. ?Óooorale, qué padre?.

Exactamente.

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