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Oposición venidera

Javier Fuentes de la Peña

Los políticos mexicanos tienen una escasa idea de lo que significa formar parte de la Oposición, pues creen que esto se traduce en llevar la contraria a todo lo que propone el presidente de la República.

Durante el sexenio que ahora agoniza, la actitud de los legisladores fue realmente deplorable, pues bastaba que Vicente Fox hiciera una propuesta, para que los diputados priistas y perredistas negaran automáticamente el apoyo a sus proyectos sin detenerse siquiera a evaluar los beneficios que podrían traer dichos planes.

Por desgracia, todo parece indicar que Felipe Calderón habrá de esperar más de lo mismo por parte de los diputados y senadores de Oposición.

Tal parece que los legisladores opositores entienden como una de sus obligaciones bloquear toda iniciativa del Gobierno Federal, sin darse cuenta que con ello bloquean también el desarrollo de México.

Si bien es cierto que el presidente Fox no planteó en términos correctos las reformas que pretendía implementar, los diputados, lejos de estudiar y enriquecer su propuesta, decidieron asumir una actitud de negar en automático toda iniciativa presidencial.

Ahora, como para no quitar el dedo del renglón, decidieron negarle el permiso de viajar a Australia y a Vietnam, lo cual provocó una pataleta más del presidente Fox.

Es cierto que el Poder Ejecutivo necesita un contrapeso que le indique la manera correcta de gobernar y que evite los excesos. Durante décadas, los presidentes de México eran los amos y señores del país. Su poder era inmenso y nadie era capaz de limitarlo. La época del presidencialismo causó estragos en nuestra mación, es cierto, pero más estragos pueden causar los tiempos de la ingobernabilidad.

Para formar parte de una Oposición seria y sobre todo, constructiva, es necesario cumplir una serie de requisitos que, sin el menor afán de ocupar un lugar entre los hombres ilustres de México, a continuación voy a compartir.

En primer lugar, los políticos de la Oposición deben haber cursado cuando menos la primaria, pues en ocasiones sus demandas son tan descabelladas como las de un niño que le exige a su papá que le presente a Santa Claus. Muchos diputados de la Oposición demuestran tener un nivel intelectual tan bajo, que su aportación al desarrollo de México se puede calificar como nula.

Por otro lado, una cualidad que deben tener quienes luchan desde la trinchera de la Oposición es saber renunciar a los intereses personales y anteponer los intereses de los mexicanos. Lograr esto es en ocasiones tan difícil como pescar un tiburón en una alberca, sin embargo, hay quienes lo han logrado.

Los miembros de partidos de la Oposición deben dedicar más horas a pensar -si no es mucho pedir- en acciones que realmente beneficien al país. Por desgracia, muchos políticos se esmeran en idear declaraciones y proyectos encaminados directamente a desvirtuar el trabajo del presidente en turno, entendiendo esto como una obligación.

Una Oposición verdadera debe ser crítica con quienes detentan el poder, eso nadie lo duda. Sin embargo, de mucho ayudaría que cada una de las críticas estuviera acompañada por una alternativa para solucionar los errores de los gobernantes y los problemas del país.

Ser Oposición significa también cooperar con el Gobierno en turno, pues de esa manera se coopera con el desarrollo de México.

Un nuevo sexenio está por comenzar. Los legisladores recién ocuparon sus escaños. Aunque el matrimonio PRI-PAN parece haber sido cuestión pasajera, esto no debe ser motivo para que se repita la experiencia de Legislaturas anteriores cuya inmadurez fue sólo superada por su incompetencia.

Es previsible que los diputados del PRD, PT y Convergencia rechazarán de facto toda propuesta calderonista. Con esta actitud propinarán un golpe más a nuestro México. Sin embargo, mal harían los miembros de otras bancadas en repetir confrontaciones nocivas con el presidente en turno.

Si todos los políticos de la Oposición fueran capaces de censurar las acciones gubernamentales apegándose profundamente a la conveniencia del pueblo, nuestra realidad sería muy distinta y entonces sí podríamos hablar de políticos maduros cuyas acciones encuentren un motor en el deseo de servir a los demás y trascender.

javier_fuentes@hotmail.com

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