MONSIEUR PERALDÍ
Inmóvil quedaste
cual pétrea escultura
cual pálido mármol
luce tu figura.
Pasó por la vida
cumplió su deber
contemplaba auroras
también vio llover.
Sembraba semillas
de bondad y risas
que como gotitas
de elíxir precioso
caían y calmaban
la sed de las brisas
fue como una antorcha
que aclaraba el alba
con mucha modestia
andaban sus pasos
cosechando flores
con paz en el alma
y en esa triste soledad
que al alma apaga
acrecentó la cauda
de la dicha humana.
Como astro plateado
envió sus destellos
de amor y ternura
eran todos ellos.
Grande fue el afecto
de su caridad
de alguien que se afana
con mucha bondad.
Del libro:
En el Alarido de lo Inmarcesible.