En los últimos días se han conocido declaraciones de importantes personajes de la vida nacional, relacionadas con el proceso electoral en curso que culminará el próximo dos de julio. En todas ellas aparece como denominador común el reconocimiento explícito a las posibilidades de la izquierda para acceder al poder en este país. Sobresale en esto el señalamiento del señor Carlos Slim, un hombre vinculado estrechamente al mundo de las finanzas, por su posicionamiento entre los más ricos del planeta, quien ha dicho que no pasará nada si llega a ganar la izquierda y que con toda seguridad seguirá invirtiéndose en México. Esto último lo confirman por separado algunos representantes de los banqueros y de sectores empresariales, que insisten en el “no pasa nada” gane el candidato que gane.
También son de destacarse los comentarios de los coordinadores tanto de los diputados como de los senadores del PRI, quienes además de aceptar abiertamente que son reales las posibilidades de triunfo de los partidos que postulan a Andrés Manuel López Obrador, consideran conveniente no escatimar el reconocimiento al esfuerzo que los partidos de izquierda, encabezados por el PRD, han realizado para lograr el avance que hoy muestran de manera irrefutable con los resultados de la elección en el Estado de México. Otros indicadores que cabe señalar son por una parte la aparición del ex presidente Carlos Salinas de Gortari alertando, en Estados Unidos, sobre “los riesgos” que conlleva la eventual victoria de la izquierda en México y, por otra, el desesperado activismo del presidente Fox, llamando en casi todos sus discursos a mantener el rumbo y seguir por el mismo camino, pero también descalificando a quienes no piensan como él o no creen en su modelo económico.
Para quienes hemos militado en la izquierda durante muchos años, sin vivir de la política pero buscando contribuir desde donde nos es posible a que cambien positivamente las cosas en este país, nos resulta estimulante la posibilidad a que hemos hecho referencia. ¡Claro que queremos el triunfo de la izquierda! Lo hemos esperado mucho tiempo, pues nos lo arrebataron en 1988 cuando se “cayó el sistema” para alterar los resultados que daban la victoria a Cuauhtémoc Cárdenas. Desde luego que deseamos que termine esta etapa de neoliberalismo, con predominio de los tecnócratas salinistas, que abarca del Gobierno de Miguel de la Madrid hasta el de Vicente Fox y que ha tenido como rasgos distintivos el poco desarrollo, la profundización de las desigualdades sociales y la agudización de la pobreza.
Por ello estoy convencido que revertir esto último debe ser el eje fundamental de la actuación de la izquierda al llegar al poder. Aquí cabe aclarar que si los empresarios y los banqueros dicen “no pasa nada” si la izquierda gana, entiendo que se están refiriendo a que no habrá radicalismos inoperantes, que no se afectarán las ganancias bien habidas ni el patrimonio de los particulares, como se ha hecho circular en versiones mal intencionadas, según lo expresé en un artículo anterior. Entiendo también que tanto la Iniciativa Privada como la clase política y los sectores sociales todos, estamos obligados a reconocer que la alternancia llegó para quedarse y que así como en el año 2000 llegó a gobernar un partido distinto al PRI, en este 2006 es muy probable que acceda al poder otro diferente al PRI y al PAN.
A partir de lo señalado, es necesario precisar que los militantes de la izquierda y la ciudadanía en general no nos podemos contentar con el “no pasa nada” a que se refieren los representantes de los sectores de altos ingresos, pues sí queremos que pasen cosas que modifiquen la situación actual de los sectores mayoritarios de bajos ingresos en caso que llegue Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República.
Lo primero es demostrar que se puede gobernar de manera diferente al PRI y al PAN, atendiendo a los grupos más vulnerables de la sociedad mexicana, esto es, principalmente a los adultos mayores, las mujeres y los niños. Esperamos que ocurran muchas cosas positivas, como la implementación de una política efectiva de generación de empleos, para que los miles de jóvenes que han egresado y siguen egresando de instituciones de educación superior puedan vislumbrar un mejor futuro, en lo personal, lo familiar y lo profesional.
Pero no es un problema de buenos deseos sino de generar las condiciones, trabajando día a día, para que en México se dé paso a la existencia y vigencia de un verdadero Estado Social y de Derecho, lo cual se logrará con el triunfo de la izquierda y de López Obrador, pero también con la permanente vigilancia de los ciudadanos y con la movilización social para exigir que se cumpla con el programa de la izquierda, que en esencia tiene que ver con la búsqueda de la igualdad y el respeto a los derechos fundamentales del ser humano.
Sin estridencias, sin triunfalismos y desde luego sin revanchismos, la izquierda al llegar al poder debe garantizar mínimamente el derecho a la salud, a la educación, a la vivienda, al trabajo y a la cultura.
Estamos optimistas porque la gente ya decidió, al parecer mayoritariamente, el sentido de su voto para la próxima elección y me parece muy difícil que ello cambie de aquí al dos de julio, sobre todo porque finalmente quedó al descubierto la alianza entre Carlos Salinas y Vicente Fox, quienes todavía harán hasta lo imposible para impedir el triunfo del candidato de la izquierda. Ya hasta se habla de que PRI y PAN unirán fuerzas dejando un solo candidato para enfrentar a AMLO, ¡Imagínese usted! Pero no importa, los ciudadanos debemos estar muy alerta y seguir trabajando para que las tendencias se confirmen el día de la elección. Nadie que tenga credencial de elector se debe quedar sin ejercer el derecho al voto, pues al parecer el pueblo de México quiere darle a la izquierda la oportunidad de demostrar que de llegar al Gobierno pueden pasar cosas buenas para todos.
