No hay otro fantasma tan difícil de ahuyentar que el del agravio
La aversión es la repugnancia u odio que se tiene a alguna persona o cosa. Consiste en un sentimiento que nos impele a rechazar a alguien o a alguna persona. Toda aversión implica un aborrecimiento, asco, malquerencia, rencor, etcétera.
Indiscutiblemente, toda aversión nos produce un sentimiento ante aquello que aborrecemos y en ese sentido, cuando nuestra aversión es muy aguda, puede crearnos un desequilibrio emocional y una confusión mental. La aversión no es un sentimiento estático, sino que puede moverse y crecer en la misma medida que lo que aborrecemos u odiamos, esté más cerca de nosotros, y peor aún, cuando no podemos escapar de aquello que tanta repugnancia nos produce.
Muchos libros de autoayuda condenan por completo la aversión, al verla como algo ?siempre? malo para las personas, dado el grado de dolor que nos provoca. Esta condena de bulto a la aversión, es increíblemente ingenua y equivocada. Si alguien creyera que su particular aversión es algo enfermizo, sin analizar los antecedentes y grado de su aversión, podría crearle problemas serios e incluso la muerte.
No recuerdo haber leído en algún libro de autoayuda el análisis de la aversión, en que no la condenen por completo. Esta visión es simplista y sumamente peligrosa. La aversión antes que un producto cultural, es un factor del ?instinto de conservación? de los animales y de las personas. Por ejemplo, el olfato es el sentido más importante en los cientos de miles de especies de animales. Sin el olfato, se habría extinguido la inmensa mayoría de las especies y hablando más estrictamente, más bien, sin el olfato no se habrían creado la gran diversidad de especies de animales. El olfato de los animales les advierte que una gran cantidad de elementos de la naturaleza no los deben de comer, dada su peligrosidad. Una gran cantidad de seres humanos mueren por ingerir comida que la mayoría de los animales no hubiera ingerido, dada su toxicidad.
Igualmente, una persona puede sentir una profunda aversión por una determinada persona que le ha provocado daños severos. Querer extinguir o sublimar esta aversión sería algo sumamente peligroso. Por ejemplo, una persona que ha humillado o dañado a otra, jamás perdonará al que ofendió o dañó, pues siempre le quedará la duda si el ofendido algún día no tomará venganza.
Como dijo Quevedo, el ofendido podrá perdonar, pero jamás perdonará el que ofendió. Como dijo Donald Aalexander Smith: ?No hay otro fantasma tan difícil de ahuyentar que el del agravio?.
Una persona que sienta una profunda aversión por ciertos alimentos que le han causado daño con anterioridad, sería muy insensato que tratara de comer esos alimentos que físicamente la pueden enfermar o matar. La aversión no es una fobia en el sentido estricto del término. La fobia es un temor irracional a ciertos objetos o situaciones, como el miedo que se puede sentir ante la presencia de una pluma o un animal o a una situación como subirse a un avión para trasladarse a otro lugar.
Tenemos que ser muy inteligentes ante nuestras aversiones. Algunas estarán plenamente justificadas y no debemos extinguirlas, ni reducirlas. Otras aversiones podrán ser totalmente injustificadas y en ese caso será necesario recibir ayuda profesional. Pero jamás debemos rechazar de inicio una aversión que tengamos, pues podrá estar advirtiéndonos su peligrosidad. ¡Imposible que en nuestra vida todo sea armonioso y bello! Hay de todo. Lo importante es saber distinguir las cosas en su justa medida.
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