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PALABRAS DE PODER

Jacinto Faya Viesca

Un buen ánimo en los momentos adecuados puede ser la diferencia entre la derrota o la victoria.

El desánimo es un desaliento, una falta de ánimo. Pero como el ánimo tiene que ver con el alma, con el valor, el esfuerzo, la voluntad, la intención, la atención y el pensamiento, el desánimo aún cuando sea una emoción pasajera, mientras nos dura, nos paraliza y nos hace sufrir.

¿Cuántas oportunidades para actuar, pensar, gozar y relacionarnos con los demás, las hemos perdido por falta de ánimo?

Homero, en su inmortal obra, Iliada, le da una inmensa importancia al ánimo. Y es que este inmenso poeta entendió mejor que cualquier sicólogo, la importancia del ánimo. El escritor belga, Maurice Materlinck, escribió: ?Cada vez que perdemos ánimo, perdemos muchos días de nuestra vida?.

La Biblia, con su inmensa sabiduría ancestral lo dijo muy claro: ?El ánimo alegre mantiene la edad florida, la tristeza del espíritu deseca los huesos?. Y en la misma Biblia, el Rey Salomón, hijo del Rey David, escribió: ?La mejor medicina es un ánimo gozoso?.

Los seres humanos al igual que los animales más inteligentes, fluctuamos en un constante vaivén de ánimo-desánimo. Hay personas, que genéticamente están más predispuestas a gozar de un ánimo más constante, mientras que otros, su fluctuación es casi permanente.

No estamos hablando de las personas que padecen de la enfermedad maniaco-depresiva, pues en estos casos, sólo se puede controlar bajo la supervisión de un médico competente.

Hablamos, de la gran mayoría de las personas que sin padecer ningún trastorno delicado, nos vemos sometidos a las altas y bajas mareas del ánimo y del desánimo.

Goethe, quien fluctuaba en sus estados de ánimo, decía que se había acostumbrado a ellos pensando que sus subidas y bajadas de ánimo eran como la sístole y diástole de su corazón y que por lo tanto, él seguiría trabajando cual si fuera su estado de ánimo.

El ánimo como el desánimo dependen de variados y complejos factores: el estado de nuestra química cerebral en un momento dado, las presiones externas, nuestros pensamientos negativos, las preocupaciones o la falta de ellas; o bien, la combinación de algunos de estos factores. Además, nuestro temperamento y educación de la infancia tienen su importancia en un momento determinado.

En los personajes de Dostoievski, vemos de manera asombrosa cómo de un momento a otro, un personaje pasa de un exaltado estado de ánimo a un desánimo total y al contrario también. Pero si nos fijamos bien, a nosotros nos pasa exactamente lo mismo: podemos estar muy desanimados y sin ningún motivo aparente y de pronto, sin motivo alguno, nuestro ánimo se eleva. Un recuerdo, una esperanza, una llamada inoportuna, una conversación, puede cambiar totalmente nuestro ánimo para bien o para mal.

Critilo nos recomienda lo afirmado por un científico con reconocimiento internacional, el doctor Robert E. Thayer, sin duda, el mejor experto en el mundo sobre el origen de los estados de ánimo. Este científico no ve necesario entrar al análisis sicológico de nuestros estados de ánimo dolorosos y negativos, sino que nos dice, que después de contundentes pruebas de laboratorio, lo mejor que podemos hacer para pasar de un mal estado de ánimo, a un buen estado de ánimo, es lo siguiente: dormir bien, descansar, escuchar música; pero sobre todo, caminar a paso rápido durante diez minutos y también llamarle por teléfono a algún conocido. Para el doctor Tyaher, caminar durante diez minutos basta para elevar nuestro estado de ánimo de manera sorprendente y casi increíble. Dice Critilo, que un buen ánimo en momentos adecuados puede ser la diferencia entre la derrota o la victoria.

Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx

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