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Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

Examinemos los sentimientos injustificados que nos roban la oportunidad de vivir con optimismo

El novelista inglés Graham Green escribió que ?Las personas reales están repletas de seres imaginarios?. Y por su parte, el poeta francés Charles Baudelaire dijo: ?Todo el universo visible es un vivero de imágenes y símbolos a los que la imaginación da un puesto y un valor relativo?.

Nosotros, como personas reales, les hemos dado en nuestro cerebro cabida a una serie de seres imaginarios; éstos seres imaginarios son un conjunto de bestias feroces que nos mantienen perturbados y en pánico. Bien lo decía Baudelaire, que el universo que se nos aparece visible es un ?vivero de imágenes?. Desgraciadamente, el mundo real en el que vivimos no corresponde en muchísimas ocasiones, al vivero de imágenes falsas, que como bestias feroces habitan en nuestra imaginación.

Estas bestias brutales que nos impiden vivir de una manera optimista, son una serie de sentimientos depredadores de nuestra paz y nuestra energía. Estos son los sentimientos de la ansiedad, la rabia, resentimiento, miedo, retraimiento, duda permanente, etc. Claro, que algunos de estos sentimientos algunas veces están absolutamente justificados; pero en la gran mayoría de los casos, se trata de sentimientos anidados en una desbocada imaginación. Por supuesto, que el mundo es peligroso, y por supuesto, que los peligros y los males existen. Pero también es cierto, que pasamos por días, años, y a veces toda una vida, horrorizados por sentimientos absolutamente injustificados, que nos impiden vivir una vida plena y optimista.

La siquiatra Susan C. Vaughan, profesora de siquiatría en la Universidad de Columbia, y egresada de las Universidades de Harvard y de Columbia, nos dice: ?Mientras que somos perfectamente conscientes de que la visión de un gorila en nuestro horizonte inmediato puede hacer que se disparen nuestros niveles de angustia, subestimamos por lo general el fenómeno opuesto: el profundo efecto que la angustia, la ira y la tristeza ejercen en nuestra percepción del mundo circundante. Y, sin embargo, lo cierto es que la forma en que experimentamos el mundo exterior, incluso aunque esperemos o no encontrarnos a King Kong la próxima vez que bajemos al supermercado, no es sino un reflejo de nuestros sentimientos internos. Esto sucede porque nuestras emociones y los sentimientos que los acompañan son el cristal a través del cual procesamos nuestra perspectiva de las personas, lugares y acontecimientos que nos circundan. Pero, precisamente porque colorea de una forma tan convincente el mundo que nos rodea y porque constituye una parte de nuestra mente y nuestro cerebro, tendemos a olvidar que este cristal está constantemente ahí, entre nosotros y el mundo exterior?.

Critilo nos recuerda el gran valor práctico del dicho popular: ?Todo depende del cristal con que se mira?. Por esto, una de las tareas más importantes de nuestra vida consiste en esforzarnos cada día, a tratar de distinguir entre las circunstancias, amenazas y males del mundo real, y el mundo falso de seres imaginarios, de bestias feroces que toman cuerpo y la forma de sentimientos negativos injustificados que nos roban la oportunidad de vivir con optimismo.

Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx

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