La timidez es siempre el síntoma de un alma dividida
Toda persona que padece crónicamente de ?timidez?, experimenta un sentimiento de temor, de encogimiento corporal y de un ánimo apocado. La persona tímida, escribió Charles Darwin, tiende a abrir al mundo los ojos y la boca, contiene la respiración, por lo general se agacha y se encoge, con frecuencia se le acelera el corazón, experimenta un sudor frío, se le seca la boca, etc. Todas estas reacciones físicas las describe magistralmente Darwin, en una obra que escribió en 1872, titulada, ?La expresión de las emociones en los animales y en el hombre?.
Para el ensayista inglés, Chesterton, ?La timidez es siempre el síntoma de un alma dividida; el hombre es tímido porque, en cierto modo, cree que su situación es, a un mismo tiempo, despreciable e importante. Si no tuviere humildad, no se preocuparía, y si no tuviere orgullo, tampoco le importaría nada?. El gran pensador francés Montesquieu, afirmó: ?Todas las gentes tímidas amenazan fácilmente. Es que sienten que las amenazas harían sobre ellas un gran efecto?.
Toda persona tímida se desprecia profundamente, aunque lo niegue ante los demás. Y tiene razón Chesterton, que todo tímido es orgulloso, porque si no lo fuera, al no importarle las cosas, simplemente no sería tímido. Para Goethe, los tímidos hacen grandes planes, no son conscientes de sus capacidades ni de sus limitaciones y al final de cuentas, terminan por truncar sus proyectos. Y es que toda persona tímida se exige mucho a sí mismo, exigencias irreales que lo conducen a un nulo o pobre rendimiento, lo que exacerba su resentimiento y su propia timidez.
Toda persona tímida piensa que siempre se le quiere criticar; no acepta la opinión crítica de otros aunque sea dada con las mejores intenciones, porque considera toda crítica como una evaluación negativa a su persona y como una condena personal.
El tímido envidia profundamente al atrevido y al audaz. Quisiera poder dar sus opiniones abiertamente, pero al temer ser criticado, prefiere callarse, no participar y opta por el silencio y el retraimiento. Algunos personajes de Dostoyevsky en la obra ?Los Hermanos Karamasov?, revelan genialmente la estructura caracterológica de su timidez.
Pero lo importante para un tímido es saber cómo curar su timidez. ¡Por supuesto que la timidez es curable y si no totalmente, al menos en un alto grado!
El más grande secreto que puede tener el tímido para vencer este trastorno que tanto lo incapacita, enfurece, y retrae, es el siguiente: darse cuenta, que su timidez la fue adquiriendo desde los primeros años de su infancia y de que se formó la total y falsa idea de que el mundo era peligroso y de que las personas no eran dignas de confianza.
Si el tímido llega a darse cuenta que ésta es la fuente de su timidez, de inmediato puede empezar a vencer este falso monstruo que tanto lo incapacita.
El tímido tiene que darse cuenta que así como tiene defectos, también goza de buenas cualidades. Debe saber que su éxito depende en gran parte de confiar más en las personas. El tímido debe decidirse a llevar durante toda su vida, una serie de actividades personales y de trabajo, que vayan de acuerdo a sus gustos y capacidades. Tendrá que comprometerse consigo mismo, a realizar cada día, tareas que le fortalezcan su ánimo y que le demuestren que es capaz de realizar valiosos y provechosos trabajos.
Tendrá también que comprometerse a realizar permanentemente actividades que le fortalezcan su valentía: ser más atrevido, involucrase más con las personas, hablar más, opinar sin miedo a equivocarse, confrontar sus miedos. En fin, cumplir durante toda la vida con la recomendación del poeta griego Píndaro: ?Atrévete, atrévete más, atrévete aún más... pero no demasiado?.
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