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Palabras de Poder

Jacinto Faya Viesca

La Fortuna se cansa de llevar siempre al mismo hombre sobre la espalda

?La diosa fortuna desbarata por sí sola las previsiones de cien sabios?, escribió el romano Plauto. Y si la buena suerte está con nosotros, mucha razón tuvo Publilio Siro cuando escribió: ?Contra un hombre afortunado apenas si tiene poder un dios?. Pero ya sabemos que la buena suerte es muy veleidosa, cambiante y caprichosa; le gusta quitar y dar, sin más fundamento que su propia volubilidad; y por ello, el jesuita Baltazar Gracián escribió: ?La fortuna se cansa de llevar siempre al mismo hombre sobre la espalda?.

El filósofo alemán Schopenhauer sabía muy bien de cómo la vida nos da y nos quita, muchas veces sin ton ni son. En la Regla 15 de su Obra ?El arte de ser feliz?, escribió: ?Un hombre que se mantiene sereno ante todos los accidentes de la vida, sólo muestra que sabe cuán inmersa y diversas son las posibles contrariedades de la vida y que, por eso contempla un mal presente como una pequeña parte de aquello que podría venir; y a la inversa (cuando nos suceden cosas buenas), quien sabe esto último y lo tiene en cuenta, siempre mantendrá la serenidad?.

Para Schopenhauer, nuestra serenidad nos viene desde el momento en que estamos conscientes que la vida nos va a traer sucesos buenos y malos. Quien sólo espera que le acontezcan acontecimientos favorables, será infeliz, pues se comporta como un niño caprichoso que sólo espera cosas buenas. En cambio, quien sabe que la vida le traerá siempre cosas buenas y malas, no las estará esperando, pues sabe que vendrán unas y otras.

Quevedo decía que los bienes y los males nos llegan entreverados, es decir, mezclados o unos después de otros. El pensador alemán Goethe afirmaba constantemente, que no estuviéramos muy pendientes de llevar cuentas de nuestros bienes y males, pues al final, el balance de lo bueno y malo estará equilibrado.

Goethe, en relación a las medidas que hacemos de nuestra felicidad nos daba el siguiente consejo: que cuando quisiéramos conocer el peso de nuestra felicidad no fuéramos tan exigentes y quisiéramos pesarlo en la báscula de precisión que usa el orfebre que trabaja el oro, sino que pesáramos nuestra dicha en la báscula que usa el tendero, que no es una báscula tan exacta. Goethe lo que quería es que no fuéramos exigentes con los buenos y malos acontecimientos, pues al final de cuentas, unos malos se compensan con otros bienes que recibimos, y a la inversa también.

Shakespeare, que lo vio todo, él estaba convencido de su pensamiento: ?He sufrido tantos golpes de alegría y de pena, que ya ninguno de los dos, al primer asomo, puede desanimarme?. La serenidad es la calidad de sereno, tranquilo, apacible. El gran poeta Djela Ed?din Mohamed Rumi, escribió: ?Aprende alma la lección de la rosa en sus infortunios. La verás sonreír cuando arrancan dolorosamente sus pétalos uno a uno, y su sonrisa tiene una apacible serenidad. Deja que el cobarde palidezca ante los golpes de la desgracia?.

Critilo nos pide que recordemos a los hombres y mujeres que permanecieran serenos aún en el mismo momento en que sabían que la muerte ya los estaba llamando.

Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx

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