Los buenos modos son como perlas del alma que nos ayudan en nuestras vidas personales
Sobre la urbanidad opinó Fray Jerónimo Feijoo: ?La urbanidad yo la definiría de este modo: es una virtud o hábito virtuoso, que dirige al hombre en palabras y en acciones en orden a hacer suave y grato su comercio o trato con los demás hombres?.
Somos los seres humanos tan sensibles, que las buenas maneras nos desarman; bien dice el refrán popular: ?Por las buenas le doy lo que quiera?. Pero a la vez, somos tan orgullosos, que muchas veces no estamos dispuestos a mostrar cortesía ni urbanidad. Baltasar Gracián, lo dijo de esta manera: ?Fuerte es la verdad, valiente la razón, poderosa la justicia; pero sin un buen modo todo se desluce, así como con él todo se adelanta?. El mismo Gracián decía en una de sus obras, que parecía que en este mundo todo se reducía a un buen modo o a un mal modo. Tácito, nos narra, cómo los malos modos que mostraron muchos príncipes con sus padres que eran reyes, bastó para que éstos dejaran su reino a otros y no a sus príncipes herederos.
¿Por qué razón los buenos modos, las buenas costumbres son tan poderosas? Pueden mucho más que la inteligencia y aún más que la propia justicia. Personalmente creo que las buenas costumbres reflejan la parte buena del corazón, y la propia sumisión de nuestros instintos más animales a nuestra dimensión espiritual. Una persona muy inteligente y honesta puede ser despreciada si sus costumbres son sucias, antisociales, o simplemente groseras. En cambio, una persona poco dotada pero con buenas costumbres y con urbanidad, encontrará que las personas le abren las puertas, su bolsillo, y aún su corazón.
Para las Leyes de Manú, el Código de la India, ?El hombre que observa buenas costumbres, cuya fe es pura y que no murmura de nadie, debe vivir cien años?. Las buenas costumbres constituyen una segunda naturaleza nuestra, ocultando y suprimiendo instintos y tendencias desagradables. Y por ser una segunda naturaleza, gobierna en gran parte del mundo. Prácticamente, muchas sociedades, tribus y grupos humanos, han desaparecido por su falta de urbanidad y sus costumbres groseras, ofensivas y humillantes. Cuando una buena o mala costumbre llega a constituir en nosotros una segunda naturaleza, esa mala costumbre nos lleva al fracaso; pero cuando es buena, nuestra segunda naturaleza formada de buenas costumbres nos salva socialmente. Y es que las costumbres, buenas o malas, nos dominan. Somos esclavos de nuestros buenos o malos modos; pero la esclavitud de nuestros buenos modos nos libera y nos permite movernos con intensa libertad, pues todas las personas le abren el paso al que observa una urbanidad y costumbres decorosas, amables y honestas.
Fuerte es la costumbre nos dice Cicerón en su obra ?Las Tusculanas?: ?Grande es la fuerza de la costumbre: los cazadores pernoctan entre la nieve o se lanzan a la montaña bajo los ardientes rayos del sol; los atletas, heridos por los golpes adversarios, no exhalan un solo gemido?. Nunca es tarde para decidirnos a adquirir urbanidad y buenas costumbres. Probablemente, esto sea lo más rentable en la vida socialmente. La urbanidad y las buenas costumbres son como joyas y coronas en la vida de toda persona.
Critilo nos deja una sabía máxima del poeta alemán Goethe, al escribir: ?Mediante lo que llamamos urbanidad y buenas costumbres se ha de conseguir aquello que, de otro modo, sólo podría alcanzarse por la fuerza, y a veces ni siquiera por ella?. Buenas palabras, buenos modos, limpias y decorosas costumbres, han conquistado reinos y Tratados de paz entre naciones. ¿Qué no lograrán estas perlas del alma en nuestras vidas personales?
Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx
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