Cada fracaso le enseña al hombre algo que tenía que aprender
¡Todos nosotros, sin excepción, hemos experimentado muchas veces el sentimiento del fracaso! Nuestros fracasos nos duelen y a veces nos dañan en nuestro patrimonio o en nuestro equilibrio emocional. Pero todo fracaso de cualquier índole que sea, si lo sabemos aprovechar, nos servirá para reaccionar adecuadamente al medio en que vivimos. Los cientos de miles de especies de animales, de la flora y aun nosotros como seres humanos, estamos como especies existiendo en nuestro planeta, gracias a nuestra capacidad de adaptación al medio.
Este fenómeno lo vio mejor que nadie, uno de los más grandes científicos de la humanidad: CHARLES DARWIN. Este autor, de la obra ?El Origen de las especies?, demostró, que aquellos seres biológicos, plantas, animales, o especies humanas que no se adaptaban al medio, morían y las especies se extinguían. De ahí, que sólo sobrevivía no el más fuerte, como se ha pensado, sino el que mejor se haya adaptado a su entorno de vida.
Cuando nos enfrentamos a todo tipo de fracasos, podemos asumir alguna de estas actitudes: a) adaptarnos y sacarle el mejor provecho; b) rechazar cualquier tipo de adaptación y rumiar nuestro fracaso, martirizándonos y tratando de probarnos a nosotros mismos que en lo general somos unos fracasados.
Quien se adapta al fracaso, sigue la observación que el poeta HORACIO hizo en su Epístola I: ?Supo ARISTIPO acomodarse a toda condición y estado?. Y también siguió el consejo que en una bella metáfora nos dio el poeta LUCRECIO en su bello y sabio libro, La Naturaleza, en su parte V: ?Cambian las aves de voz según los tiempos? y las hay que en cada nueva estación tienen un nuevo gorjeo?.
Adaptarse al fracaso, tiene mucho de sabiduría y más cuando nada puede hacerse ante él. Este tipo de adaptación se convierte en una de las más sublimes virtudes: la Entereza. Esta virtud consiste en un sentimiento de fortaleza, constancia y firmeza de ánimo ante lo acontecido. El poeta latino HORACIO en una de sus Sátiras, nos describe admirablemente y con una belleza excepcional, la sustancia de la virtud de la Entereza: ?Sabio y dominador de sí mismo; capaz de resistir sin miedo enfermedad, hierros y muerte; rechazador de concupiscencias y desdeñador de honores; en sí mismo recogido, como esfera a que externa aspereza no impide girar; siempre imperturbable ante la fortuna?.
Las personas que rechazan cualquier tipo de adaptación ante los fracasos irremediables y además se martirizan por ello y se declaran unos fracasados, esas personas, atentan contra las leyes biológicas de la adaptación que tenemos impresas en nuestro código genético.
Y además, al declararse como fracasados, su autocondena produce lo que hoy en día se conoce como ?Autoprofecía cumplida?. Es decir, que el que profetiza su futuro fracaso, orienta a su inconsciente, sus actitudes y sus conductas, para que los futuros fracasos se den, a fin de poder probar que ?necesariamente tenía que fracasar?.
Critilo nos sugiere que hagamos de nuestros fracasos uno de los más poderosos medios para aprender, adquirir sabiduría y hacernos fuertes. Decía el filósofo alemán NIETZSCHE, que aquello que no lo mataba, lo fortalecía. Y en el mismo sentido opinó el presidente ABRAHAM LINCOLN, quien dijo: ?No le temas al fracaso, que no te hará más débil, sino más fuerte?.?.
De hecho, todo fracaso nos capacita más para adaptarnos a la vida y adquirir una mayor experiencia. Por ello, mucha razón tenía el escritor inglés CHARLES DICKENS, que escribió en una de sus obras: ?Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesita aprender?. ¡Con valentía, afrontemos todo tipo de fracasos, adaptémonos y saquemos de ellos el mejor partido!
Agradeceré sus comentarios: palabrasdepoder@yahoo.com.mx
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