Invitación a la lectura
Selección de Emilio Herrera
Muchas de las referencias históricas concerniente a la vista de un barco en lo alto del Monte Ararat, observado desde la tierra, han sido hechas por quienes visitan las ciudades que encuentran a una distancia desde la cual se alcanza a divisar la montaña. Otras vistas han sido relatadas por los viajeros que avanzaban lentamente a través de la planicie Anatolia, a lo largo de sus jornadas en caravanas hacia y desde Persia, Armenia y las tierras tártaras hacia el norte, que ahora son parte de la URSS. En las épocas antiguas y medieval, cuando la fe era más poderosa y los hombres menos escépticos, la presencia del Arca de Noé sobre el Ararat, por lo general, se aceptaba como una realidad. Por consiguiente, cuando los viajeros pasaban cerca de la montaña, sus guías acostumbraban señalarles los lugares en las laderas o en la cima donde todavía podía verse el Arca de Noé. Y bajo la diáfana luz del amanecer, antes de que las nubes cubran la cima, o la hora del crepúsculo, cuando las nubes han desaparecido y las negras configuraciones de las crestas destacan contra el cielo matizado de tonalidades rosadas o violeta de la primeras horas del anochecer, resulta muy fácil para un creyente, o incluso para un no creyente con imaginación, discernir el contorno de un gran barco en las alturas.
Aun cuando en la historia antigua o medieval hay un gran número de referencias al Arca, algunas de ellas se refieren a peculiaridades que más adelante llegaron a ser muy familiares para los modernos buscadores del Arca. Berossus, historiador babilonio que escribió en el año 275 a. de C. se refirió al ?barco que desembarcó en Armenia? y mencionó la costumbre de los residentes de la localidad quienes obtenían ?brea de la embarcación, raspándola y usándola para hacer amuletos?. Este mismo curioso fragmento de información intrigó al historiador judío Flavio Josefo quien describió en el siglo primero durante la ocupación romana de Judea. Al volver a narrar la historia de Nosé y el Diluvio, Josefo escribió: ?una porción del navío aún sobrevivió en Armenia y las personas se llevan consigo de ella fragmentos de brea, las cuales usan como talismanes...?. Una tradición de finales de la Edad Media recomendaba que la brea se moliera hasta convertirla en polvo, disolviéndola en una bebida que después se ingería para preservar a quienes la bebían de envenenamiento.
Comentario: ?las referencias a la brea y al bitumen que hacen éstos y otros escritores antiguos son de interés, no sólo porque están de acuerdo con el Génesis, sino porque también indican el acceso al inmenso navío durante los siglos que sobrevinieron y además ofrecen una explicación del motivo por el cual algunas maderas vigas talladas encontradas en lo alto de la montaña y sepultadas bajo el hielo pudieron preservarse tan bien?.
EL ARCA PERDIDA DE NOÉ. CHARLES BERLITZ. EDIVISION. COMPAÑÍA EDITORIAL, S. A. MÉXICO.