EL SIGLO DE TORREÓN
SAN JUAN DE SABINAS, COAH.- Mezclado con la tierra, el polvo del carbón se convierte en hollín que se mete fácil a la garganta y tras un rato de haberlo respirado, la boca se reseca, da carraspera, los labios se agrietan hasta doler.
Pero a ?Cangrejillo? esto no le importa. De hecho hasta parece divertido en medio de la nube negra que se forma cuando corretea hasta alcanzar a su hermano ?Tatán?.
?Cangrejillo? tiene dos años de edad. Se llama Juan José, pero su familia le plantó el apodo desde que nació. ?Es que siempre ha tenido los ojotes muy grandotes, como los cangrejos?, explicó Julieta Rodríguez, la joven madre del pequeño.
?Tatán? realmente se llama Johnatan, pero el mote le vino hace poco a este pequeño de cinco años de vida, cuando su hermano Juan José empezó con sus intentos de hablar y sólo consiguió decir la última sílaba del nombre.
?Cangrejillo? no tiene la menor idea de lo que pasó y si bien ?Tatán? sabe que hubo problemas en la mina donde trabaja su padre, quien realmente dimensionó el tamaño de la tragedia es el hermano mayor de ambos: Luisito, quien tiene seis años de edad y cursa el primer grado de primaria.
?Papá me dijo que el domingo íbamos a ir a jugar beisbol, pero luego mamá me dijo que siempre no porque a papá le había pasado algo en el trabajo y cuando llegamos a la mina unos señores le dijeron a mi mamá que también había otros abajo...?, recordó.
-¿Y tú qué piensas de eso?-, se le preguntó al pequeño que tiene la cara llena de carbón.
?Yo estoy triste porque papá no está aquí, afuera, pero sé que no está solito allá abajo y que pronto va a salir?.
Por ahora Luisito cumple su función de hijo mayor y se apresura a evitar que el travieso ?Cangrejillo? caiga de bruces en su tarea por atrapar a ?Tatán?.
A lo largo de la semana estos dos pequeños han llevado una vida totalmente fuera de lo común, pues han ido desde quedarse a dormir en casa de la abuela Mariana, hasta faltar consecutivamente a clase, esto último en el caso de ?Tatán?, quien ya va al jardín de niños.
Ayer miércoles los dos arribaron temprano al campamento que está a las afueras de la mina carbonera Pasta de Conchos, donde familiares de los 65 mineros atrapados desde la madrugada del domingo permanecen expectantes, sin noticias sobre sus seres queridos.
?Cangrejillo? y ?Tatán? llegaron al sitio acompañados de la abuela Mariana porque ya tenían ganas de ver a su madre, quien ayer miércoles acumuló cuatro días continuos con la esperanza de que el padre de los dos niños salga con vida de las entrañas de la tierra, que lo atraparon mientras rasguñaba la veta de carbón para asegurar el sueldo del día: 57 pesos.
?Yo también tenía muchas ganas de verlos a ellos. Son mis hijitos pero no me he querido despegar de aquí. Nosotros vivimos en Palaú -comunidad que se localiza a 27 kilómetros al poniente- y no he querido perder tiempo en ir hasta allá, no vaya a ser que en eso salga mi esposo...?, explicó entre llantos.