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Pederastia/Diálogo

Yamil Darwich

La alcaldesa Rosario Castro Lozano, hizo estallar la bomba político-social denunciando: “existe una red de pederastia en Lerdo”, declaración hecha ante los medios de comunicación, quienes dieron la noticia a la opinión pública. La respuesta, por parte de las autoridades de las otras dos ciudades conurbadas no se hizo esperar.

El presidente municipal de Torreón, Coahuila, José Ángel Pérez Hernández, declaró: “la verdad no conozco a fondo el tema, sé que obviamente estas cosas existen, no tengo conocimiento que sea de considerarse, pero si hay ya voces con estos señalamientos, haremos la invitación al director de Seguridad Pública, de que empecemos a indagar para ver cómo están las cosas en ese sentido, para que se proteja a los niños”.

La declaración me dejó pensativo, por que nuestro líder en Torreón, Coahuila, declara no conocer a fondo el tema y aún así piensa que el problema “no sea de considerarse” y por si fuera poco: “haremos la invitación”, no “ordenaremos” –que es la expresión correcta, conforme a su investidura– al director de Seguridad Pública, a que “empiecen a indagar”. ¿Qué acaso no es una responsabilidad del puesto que no requiere ordenamientos?

El presidente Octaviano Rendón Arce, de Gómez Palacio, Durango, dijo que no compartía la opinión de la alcaldesa, pues aseguró que en esa ciudad no existe una sola denuncia. ¿Qué fácil verdad?; sin acusación no hay delito qué perseguir y ... “a otra cosa mariposa”.

Se le olvidó a nuestro alcalde de la segunda ciudad más poblada de La Laguna, que la cultura de la denuncia prácticamente no existe en México, por las causas que conocemos y en muchos de los casos, éstas se hacen solamente para trámites de seguros privados, o por necesidad de demostrar el delito, no de castigarlo.

Los directores de Alcoholes y Seguridad Pública, de las dos ciudades, Angélica María Machado Medrano y Raúl Villegas Morales, simplemente “desconocen el problema” ¡Imagine usted el nivel de competencia para cumplir con sus funciones!

¡El colmo!: Hugo Armando Reséndiz, suprocurador de Justicia en La Laguna de Durango, esperará a que Rosario Castro presente la denuncia, ya que “el resultado de sus operativos reportan un saldo blanco”. Menos mal que no pidió que le llevaran de la mano a conocer la periferia de las ciudades de nuestra región.

La prostitución ha sido definida de muy diferentes maneras, inclusive la han llegado a denominar como “el oficio más antiguo del mundo” y ciertamente ha sido registrada desde los pueblos primitivos, cuando nuestros antecesores visitaban o poseían lugares dedicados al placer; los romanos, gozaban de la pederastia como algo de “exquisitez sexual”; o en nuestros tiempos, que se ha transformado en grave problema de salud por la transmisión de enfermedades venéreas, algunas de ellas de difícil cura o francamente sin remedio y como una de las manifestaciones más tristes de abuso de seres humanos.

Para la moderna psiquiatría, la pederastia es un grave problema de madurez psicoafectiva sexual de individuos necesitados de cobijarse con la seguridad que les ofrece la debilidad de los menores de edad, protegiendo su sentimiento de inferioridad y minusvalía, abusando de ellos por su poca experiencia y el fácil dominio, incluidos el físico y emocional.

La denuncia de la alcaldesa Castro no es algo nuevo a conocer, aún cuando las otras autoridades se muestren “sorprendidas”; le pido recuerde la constante lucha de los medios de comunicación, que frecuentemente publican sobre el comercio sexual en distintas zonas de las tres ciudades. O ¿acaso no se enteran los jefes de Policía de las noticias?

Sólo por enumerar algunas de ellas, le cito el grave problema de prostitución infantil en la plaza de Armas de Torreón, medianamente contenido o “dispersado” por la anterior Administración, ahora diseminado por toda la zona Centro. También haga memoria de las varias denuncias de El Siglo de Torreón, con sendas investigaciones desenmascarando el tráfico sexual en el Periférico, medio de comunicación para las tres ciudades, incluyendo un buen número de bares y cervecerías que sólo sirven como foco de “infección social”, a donde acuden parroquianos en busca de alcohol, droga y/o sexo, muchas veces ofrecido por menores de edad, obligados por mayores que se benefician de su debilidad y necesidades económicas. ¿Eso no es el otro extremo de la cadena de pederastia?

Si algunos basan el problema en la desaparición de las zonas de tolerancia, estarán encontrando erradas respuestas. A la fecha no existe un criterio bien establecido del bien o mal social acarreado por estos “centros de concentración de debilidades humanas, basureros sociales o cortinas para la doble moral”, o como quiera llamarles. Lo evidente es que el problema de pederastia y abuso sexual no se resolverá con la apertura o cierre de esas áreas urbanas. ¿Dejaría de ser ilegal el abuso sexual con su creación? Sin duda que son temas diferentes requiriendo estudios y soluciones diferentes. ¿No le parece?

La denuncia de Rosario Castro, no puede dejarse pasar por alto; tal vez haya exagerado, quizá no; pudieran existir otras causas, incluidas las políticas, mas el hecho es real; o que el problema no sea tan grave, en términos de frecuencia, aunque tampoco sabemos cuáles son sus verdaderas dimensiones y estadísticas.

Algo sí es verdad, sin dudarlo un solo momento: la pederastia se ejerce en todo el mundo y la Comarca Lagunera no es la excepción.

En el caso, quedan varias consecuencias positivas, entre otras: la demostración de que la calidad de vida social en la región se logrará con la coordinación de las tres Administraciones municipales; la necesidad de mantener la trasparencia y denunciar nuestra problemática, como la mejor manera de encontrar soluciones; por mucho que tratemos de olvidar, la zona conurbada en solo una, con múltiples maneras de convivencia y relaciones comerciales, industriales, agrícola, ganaderas y sociales. Usted puede vivir en una de las tres y trabajar o estudiar en otra, viajando diariamente de ciudad a cuidad, inclusive otro estado.

Nuestras necesidades de revisión y atención a nuestra problemática regional no reconocen las fronteras políticas o geográficas, que fueron definidas artificialmente. ¿Lo entenderán y atenderán nuestras autoridades de las tres ciudades, inclusive las de toda la Región Lagunera?

Lo más irónico: ojalá que estos problemas de pederastria y prostitución, que ningún ser inteligente acepta, sirva a nuestros policías para aprender a trabajar formando verdaderos equipos efectivos. ¿Usted qué piensa?

ydarwich@ual.mx

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