Laguneros recuerdan a Pedro Infante, en el 49 aniversario de su muerte
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Hoy se cumplen 49 años de la muerte de Pedro Infante, sin embargo la herida que dejó su trágica muerte aquel 15 de abril de 1957 aún no cierra en su gran amigo, el lagunero Abraham Jaik Villarreal, ni en la gente que tuvo contacto con él.
Don Alonso Gómez Uranga aún recuerda fielmente el momento en que fue notificado del deceso de Pedro, a quien entrevistó en varias ocasiones. El capitán Silvio Barrón -quien tuvo oportunidad de convivir con Infante durante cinco años- también conserva ?como fotografía? el instante en que al salir con otros tres compañeros pilotos de una cantina localizada en aquel entonces en la avenida Morelos (enfrente de la Plaza de Armas), alguien les gritó ?¿no saben quién se murió? ¡Pedro Infante!?.
Estos tres hombres, junto con el publicista Raúl Lam -quien fue testigo de las presentaciones que Pedro ofreció en la Comarca- sólo recuerdos buenos guardan del ídolo de Guamúchil como su alegría, su carisma y don de gente, pero sobre todo, su extrema sencillez.
Con la charla, los recuerdos y sentimientos añejos volvieron a surgir y a causar dolor. Don Abraham Jaik Villarreal no puede evitar el llanto cuando trae a la mente el instante en que su comadre María Luisa León (quien fuera la primera esposa de Infante) le llamó para avisarle que su amigo había muerto. Él estaba en Durango, firmando precisamente un contrato para que Pedro actuara en aquella ciudad. Tras la noticia no dudó en dirigirse a la Ciudad México y luego a Yucatán para -junto con otras personas- reconocer el calcinado cuerpo.
?... ¡Me da mucho coraje cuando alguien dice que Pedro no está muerto! ¿Cómo va a estar vivo si quedó como una piltrafa humana? Así chiquito, irreconocible?. Abraham Jaik fue uno de los mejores amigos de Infante. Su historia es como ?de película?. Lo conoció en la década de los 30, cuando muy jovencito andaba por todo el país como agente viajero. Uno de sus viajes lo llevaron a Guamúchil, donde lo conoció cuando ?el charro cantor? aún era carpintero. Sin embargo muchos años después el destino los reuniría nuevamente, pero ahora en una cafetería de Torreón. Pedro visitaba la Comarca, pues venía al Teatro Princesa, su carrera apenas comenzaba.
De ahí en adelante vivieron una bonita y estrecha amistad; el actor era como parte de la familia Jaik Villarreal y de eso son testigos Raúl Lam y Alonso Gómez Uranga. Cada vez que ?el ídolo del cine mexicano? visitaba la región se quedaba en su casa, (para entonces vivían en la avenida Morelos y calle Cepeda), incluso fue Alfredo Jaik, hermano de Abraham, el primero que lo trajo (ya como gran estrella) a esta ciudad.
?No recuerdo exactamente la fecha, pero vino a la Plaza de Toros. Esa vez Pedro se fue en motocicleta desde el Aeropuerto hasta la Juárez y Ramón Corona... había una multitud en las calles, algo impresionante, lo seguían mujeres, muchachas, hombres, niños... hay que subrayar que Pedro Infante tenía mucho contacto con la gente; era sencillo por naturaleza... no ha habido otro como él y no sólo en lo artístico, sino como persona, por eso todo lo que digan sobre su vida, su modo de ser y su disposición, es poco?.
Don Alonso recuerda, por su parte, que estaba en la cabina de la estación radiofónica XEDN cuando recibió la noticia de que Pedro Infante había muerto trágicamente al caer el avión en el que viajaba. Sumamente perturbado, y luego de confirmar la información, tuvo que anunciarlo por radio... la respuesta de los radioescuchas no se hizo esperar: decenas de telefonemas llegaron a la estación y llamadas de mujeres desconsoladas que querían ratificar que todo fuera cierto.
El capitán Silvio Barrón también tiene muchas anécdotas qué contar. Aunque nació en Yucatán, se siente más lagunero que nada pues tiene 45 años viviendo en esta tierra; sin embargo antes de venirse residió cerca de 15 años en Culiacán, fue precisamente en donde conoció a Pedro Infante, y es que ?enfrentito? de la oficina de pilotos fumigadores a la que pertenecía, vivía una de las hermanas de Pedro, a quien el artista iba a visitar tres o cuatro veces al año.
?Cuando iba a Culiacán llegaba en bicicleta con su hermano y seguido se sentaba a platicar con nosotros porque le gustaba mucho la aviación. Así como lo ve usted en las películas, así era: campechano, dicharachero, tragón como él solo, sencillo. Todos tuvimos oportunidad de conocerlo y de convivir?.
Tal como se ha dicho en innumerables ocasiones en diferentes medios de comunicación, el capitán Barrón cuenta que Pedro era el proveedor de toda su familia. Como toda su vida fueron muy humildes, él quiso darles todo, incluso en la casa de su hermana le puso un gimnasio a uno de sus sobrinos que padecía poliomielitis, y cómo él adoraba hacer ejercicio también, era una de sus lugares preferidos cuando estaba de visita en esas tierras.
A sus 80 años, a don Abraham ya le cuesta mucho hablar, pero la memoria no le falla. Entre risas recuerda que su compadre Pedro hacía mucho ejercicio, pero también comía como loco ?siete bisteces y siete huevos en el desayuno?. Sonríe al narrar que en una ocasión lo acompañó a llevarle serenata a Blanca Estela Pavón (la ?chorreada? de Nosotros los Pobres), pues siempre estuvo enamorado de ella; lamentablemente esa serenata terminó en balacera, pues el papá de Blanca Estela no lo quería cerca de su hija al saber lo mujeriego que era. ?Era un gran amigo, una persona buena, es fecha que yo no puedo olvidar...?.
Esta tarde, los artistas laguneros le harán un homenaje a Pedro Infante en la Fuente del Pensador. De 6:00 a 12:00 de la noche, le cantarán y lo recordarán como él siempre lo hizo en cada una de sus actuaciones.
Para la historia
Ésta es la última foto que le fue tomada en vida a Pedro Infante. Una semana antes de su muerte, el apoderado del artista lo retrató afuera del gimnasio de su casa de Mérida, Yucatán, en compañía de su buen amigo y también piloto Carlos Rentería.
En aquel tiempo Rentería era huésped de Infante, pues éste lo llamó para que le fuera a volar un avión de la compañía T.A.M.S.A., de la cual fue socio. A la semana siguiente de haber sido retratados, Pedro murió dramáticamente en compañía del capitán Víctor M. Vidal.
Esta imagen se la envió por correo Carlos Rentería al capitán Silvio Barrón como recuerdo, ya que sabía que él también lo estimaba mucho.
Noticia trágica
El 16 de abril de 1957, El Siglo de Torreón dio la noticia de la muerte de Pedro Infante. Al día siguiente, el miércoles 17 publicó en su primera plana la llegada del cadáver del artista a la Ciudad de México. Parte de la nota decía así: Alrededor de las 15:00 horas de hoy fueron traídos a esta capital a bordo de un avión de Transportes Aéreos Mexicanos, el cadáver del infortunado charro cantor Pedro Infante, muerto trágicamente ayer en Mérida al estrellarse el aparato en que viajaba como copiloto. Miles de admiradores se dieron cita desde temprana hora en el Aeropuerto Central con objeto de recibir los restos del artista. También los familiares de Infante se hallaban en el aeropuerto donde se confundían los artistas del cine con la gente del pueblo. El ataúd de Pedro fue colocado en una carroza y llevado hasta el edificio de los actores en donde se instaló la capilla ardiente. Una gran procesión de automóviles acompañó al vehículo en que fue trasladado del Aeropuerto local a la ANDA (Asociación Nacional de Actores) el cuerpo del infortunado actor. La primera guardia que se montó estuvo integrada por Mario Moreno ?Cantinflas?, Ángel Infante, Jorge Martínez de Hoyos, José Elías Moreno, Arturo Z. Rangel, Miguel Manzano y José Infante. Después hizo guardia el batallón motorizado de tránsito del cual Pedro era gran amigo. Seguida de una delegación de la Cruz Roja y después el público en general que se atropellaba por ocupar un puesto junto al ataúd. Al filo del mediodía llegó la madre del actor acompañada de sus hijas Bertha, Carmela y Socorro... Se han estado recibiendo en el edificio de la ANDA gran cantidad de arreglos florales que envían los amigos y admiradores de Pedro Infante.
