Pekín, (EFE).- Las bicicletas, antaño dueñas de las calles de Pekín y ahora acorraladas por los automóviles, acaban de lograr una gran victoria: el fin de la prohibición de bicis eléctricas que impuso el Ayuntamiento, tras cuatro años de polémica y eternos atascos.
Pekín, en otro tiempo capital del llamado "Reino de las Bicicletas", ha decidido ceder a las continuas quejas de los ciudadanos y levantar esa prohibición, dando así un giro de 180 grados en su política pro-automóvil.
"A partir del 4 de enero de 2006, las bicicletas eléctricas podrán circular nuevamente por las calles, tras registrarse en la oficina de tráfico", señaló una circular del Buró de Seguridad Pública de Pekín de la que se hizo eco la agencia oficial Xinhua.
La ciudad, que en cinco años triplicó su número de vehículos a motor y tiene actualmente más de dos millones, está colapsada por haber fomentado la compra de autos sin haber llevado a cabo una mejora de infraestructuras y calles, en las que no cabe tanto coche nuevo.
La ciudad, y muchas otras de China, prohibieron el uso de bicis eléctricas cuando había ya decenas de miles en Pekín y 15 millones en todo el país, y se habían convertido en la moda del momento.
El Gobierno de Pekín, que prohibió estos vehículos en junio de 2002, alegó que las baterías utilizadas por las bicis eran difíciles de desechar y dañaban el medio ambiente.
La prohibición causó desagrado entre los usuarios de las bicicletas eléctricas, todavía una pequeña parte de los 500 millones de ciclistas que aún hay en el país.
Grupos ecologistas y fanáticos del pedal alegaron que el daño de las baterías eléctricas era obviamente menor que el de los humos expulsados por los automóviles, y que la verdadera razón de las prohibiciones en ciudades y provincias era fomentar la compra de autos para mantener el rápido crecimiento económico.
Y es que el Gobierno chino quiere aprovechar el enorme potencial de un mercado aún no desarrollado, dado que actualmente sólo hay 2 automóviles por cada 100 habitantes en el país, muy por debajo de la media de países desarrollados como EU (78) o Japón (56).
Fue más o menos en el año de la prohibición cuando comenzaron a notarse en Pekín graves problemas para moverse en vehículos de cuatro ruedas por la urbe, hasta el punto de que Pekín llegó a ser calificada como "la ciudad con el peor tráfico del mundo" y se hicieron estudios que hablaban de más de 10 horas diarias de atasco.
El Comité Olímpico Internacional (COI), en sus primeras inspecciones para los preparativos de Pekín 2008, expresó su preocupación por este problema, aunque en años posteriores no hizo excesivo hincapié en él.
Pekín, con un centro en el que hay pocas avenidas amplias y en el que se concentran todas las instituciones y grandes empresas, no estaba preparada para el enorme aumento en el parque automovilístico local, que hasta hace bien poco estaba casi exclusivamente formado por taxis y vehículos oficiales.
Pese a grandes avenidas como la de la Larga Paz (en cuyo centro está la Plaza de Tiananmen), gran parte de las calles del centro son muy estrechas (los llamados "hutongs"), algo que intentó solucionar el Ayuntamiento derribando muchas de ellas, algo que también fue criticado y tuvo que ser frenado en los últimos años.
Por otro lado, los funcionarios municipales de Pekín han reconocido en alguna ocasión que la ciudad ha retrasado la puesta en marcha de un eficiente sistema de metro o autobús (los actuales son muy insuficientes) para así fomentar la compra de coches.
"Esta política es otro ejemplo de como el Partido Comunista de China abandona a los pobres a favor de las grandes compañías estatales, los negocios privados y las multinacionales extranjeras", llegó a señalar el diario independiente "South China Morning Post", uno de los más prestigiosos de Hong Kong.
Además de los atascos, el mayor consumo de carburantes ha contribuido a los problemas energéticos que China ha tenido en 2004 y 2005, que le obligaron a incrementar la demanda de petróleo importado y contribuyó a subidas récord de los precios del crudo en todo el mundo.
Otras zonas de China, como la provincia de Cantón (una de las más desarrolladas del país), o la de Hubei (centro), todavía mantienen la prohibición del uso de bicicletas eléctricas, pero se espera que la medida "ecologista" de Pekín dé ejemplo.
China es, por otro lado, el mayor productor de bicicletas eléctricas del mundo, con 10 millones de unidades en 2005.