Una de mis pasiones a pesar de mi edad es el motociclismo, de hecho siempre me han cautivado los enormes ?caballos de acero?, y si no lo practiqué en mi juventud, fue por mis padres. El día que compré mi primera motocicleta ahora de viejo, mi esposa ?le informó? de inmediato a mi hermana mayor, no pasaron ni diez minutos en que estaban ambas reunidas en la casa obsequiándome uno de los sermones más largos que yo recuerde, no alcancé a decir algo a mi favor, pero creo fue mi mejor defensa, después de un tiempo ahora son ellas las que me motivan para que cambie mi máquina por una más grande y de modelo reciente. El Club de Motocicletas ?Alas de Acero? al cual pertenezco, se caracteriza por sus integrantes, realmente se respira un ambiente de armonía y de convivencia, pero sobre todo el gran valor de la amistad que nace desde que ingresamos, así fue la manera en que conocí al dueño de ?Bruno?, la mascota consentida de mi amigo.
Así empieza la historia de ?Bruno?, un perro Bull Terrier Stanford, de dos años de edad, digno ejemplar para la portada de una revista canina. Al enterarse su dueño de mi profesión, me preguntó si podía consultar a su perro. Me explicó a grandes rasgos el problema de toda la vida que venía padeciendo su mascota, había pasado ya por varios veterinarios y desafortunadamente su perro seguía sin mostrar mejoría alguna. Al mencionar los nombres de los médicos, se trataba de algunos de mis colegas de la Asociación de Veterinarios a que pertenezco, le dije que realmente me encontraría con un caso difícil, ya que lo habían visto médicos de una gran experiencia, y tal vez era muy probable que también fallase con su adorado ?Bruno?, me contestó. No lo creo Paquito. ¡Yo sé que tú lo vas a aliviar!, confío en ti y si no hacemos algo pronto, mi ?Bruno? se va a morir y tú no lo permitirías, es la adoración de mi esposa y no se diga la mía, eres su única salvación. Sólo me quedé pensando, ¡me acabo de sacar la rifa del tigre!, y le contesté, mañana paso por tu perro, busca todos sus estudios y radiografías anteriores, voy a empezar de cero, pero me gustaría ver sus antecedentes y verificar con nuevos estudios para ver la evolución de la enfermedad de ?Bruno?.
Al día siguiente al llegar y conocer a mi paciente, se trataba de un gran ejemplar, gozaba de un aspecto de perro bravucón e imponía su gran musculatura. Al entrar a la casa inmediatamente se dirigió trotando hacia mí, por más acostumbrado que esté yo a los perros no dejé de sentir temor hacia ?Bruno?, sólo se acercó para saludarme y empezó a curvear su cuerpo en señal de amistad y contorneaba su cuerpo como si se tratase de un cachorro, es raro encontrar perros de esa raza con un carácter tan agradable, al agitarse vinieron los accesos de tos y las amenazas de vómito, de vez en cuando presentaba estornudos acompañados con fluidos sanguinolentos, me decía su dueño así lo verás todo el tiempo y esto se incrementa con el frío. Traía bajo el brazo todo un expediente completo de su perro, me dijo, no tengo estudios médicos de mi familia, pero lo de ?Bruno? aquí está todo en orden, ¿te bastarán estos dos mil pesos para sus estudios?, si hace falta algo más me dices, te lo encargo mucho. Se despidieron de él que parecía que lo dejarían ver por semanas y tan sólo se trataba de algunas horas.
Inmediatamente le tomé placas radiográficas, estudios de aglutinación para descartar algunas enfermedades que sospechaba que podrían ser, llevé al laboratorio muestras para una química sanguínea, fui por alimento especial para el cambio de dieta para descartar problemas alérgicos, y otras cosas más.
Al regresarlo de nuevo a casa ya en la noche, le dejé una serie de instrucciones, alimento y medicamentos para sobrellevar su enfermedad, no sin hacer hincapié de que el medicamento no resolvería el problema, pero sí van a disminuir algunos de los síntomas y ?Bruno? se sentirá mejor, me despedí diciéndole, no hay otra cosa que hacer más que esperar los resultados del laboratorio, evaluar los estudios y consultar uno que otro libro.
Al cabo de unos días fui a visitar a ?Bruno?, le entregué a su dueño los resultados, y debido a la confianza que le tengo le dije; te tengo dos noticias, una buena y una mala. La buena es que tu perro está perfectamente sano, las radiografías y los estudios demostraron que no padece enfermedad alguna, es un perro con un gran estado de salud que ya lo quisiera para mí. Y la noticia mala es que no sé lo que tiene tu perro, así que quiero que me lo facilites dentro de dos semanas, nos vamos a reunir los colegas de la Asociación en la próxima junta mensual, sólo te pido que lo dejes en ayuno ese día, lo voy a anestesiar, es muy probable que su problema se encuentre en paladar blando, pero no quiero adelantarte nada. Solamente me contestó, está en tus manos Paquito.
Para ese entonces ya empezaba el frío y el malestar se incrementaba en ?Bruno?, en realidad ya nos habíamos reunido varios colegas para estudiar el caso, desafortunadamente nadie había hecho una cirugía igual, se trataba de una hiperplasia del paladar blando, es un aumento de tejido del paladar que se encuentra en la parte posterior y arriba del interior de la boca, y al pasar saliva el perro, hay una sensación de asfixia con su propio paladar y por ende los accesos de tos y como es tan grande el esfuerzo, en ocasiones se rompe una serie de pequeños vasos capilares y de ahí el sangrado que presenta cuando tose o estornuda. Lo ideal era quitar el exceso de tejido y asunto arreglado, pero es una zona de alta irrigación sanguínea y cualquier fluido que pase al tracto respiratorio ocasionará bronco aspiración y muerte del paciente debido a la anatomía de la raza de perro, incluso uno de los colegas lo intentó con otro paciente pero con resultados negativos. Así que la única solución inmediata era realizar una sutura, donde todo el tejido que estuviese ?sobrado? lo colocaríamos hacia la parte delantera del paladar y así no afectar al deglutir saliva o alimentos, realmente algo muy sencillo, pero de mucho ingenio, pues sólo a uno de nuestros colegas se le ocurrió la idea, ya que todos pensamos en extirpar el tejido sobrante. Realizamos el pequeño experimento, teníamos todo para ganar, el problema ya estaba y todo lo que hiciéramos sin arriesgar la vida de ?Bruno? sería positivo. Al entregar a ?Bruno? a su dueño, le hice una serie de recomendaciones, para ese entonces el anticipo que había dado se había ido en los estudios, al preguntarme por los gastos de la cirugía, le dije, todo está cubierto con el dinero que me diste con anterioridad, no lo creyó, pues me insistió en mis honorarios, de antemano jamás pensé en cobrarle, y mucho menos si no resultaba el experimento.
Los primeros días al preguntar por la salud de mi paciente, me decía con disimulo, aparentando cierto optimismo para no hacerme sentir mal, está un poquito mejor Paquito. Y solamente le respondía. Ten en cuenta que todavía está inflamado por lo que le hicimos, no dejes de avisarme cualquier cambio. Pasaron los días y cuando nos vimos en la reunión de motociclistas, durante la cena tomó la palabra, y esperando todos que comentara algo importante relacionado con el motociclismo, les dijo, ¿quieren saber de un buen veterinario? Aquí está Paquito, él salvó la vida de mi perro. Y cada vez que tiene la oportunidad, vuelve a dar la misma noticia aunque hayan pasado los meses. Al preguntarle por ?Bruno?, me contesta, como nuevo gracias a ti. Le mencioné. Te lo agradezco, pero recuerda que lo hicimos entre varios médicos de la asociación y el mérito es de todos.
Desde ese día no había conocido una cartera tan rápida, y cuando coincidimos al pagar alguna cuenta, siempre se adelanta y me dice: ¡Ésta va por cuenta de ?Bruno?!